¿Conoces a alguien obsesionada por seguir en una relación destructiva? Podría sufrir de este síndrome sin darse cuenta...

 

A veces, las relaciones se parecen a los naufragios. Todo es caótico y un sinfín de personas pueden perderse en un mar de dudas, angustia y aferramiento que no conducen a ningún sitio, pero ¿qué pasa si una persona en la relación se mantiene sobreviviendo de la idea de lo que fue, en una isla donde el eco de sus pensamientos le hace imposible escapar de esa relación tóxica?

 

Se trata del síndrome del náufrago: una condición que afecta a las personas que están en proceso de terminar con una relación destructiva y provoca que se sientan perdidas, aisladas y por tanto, incapaces de ser rescatadas por alguien que no sean ellas mismas, tal y como ocurre con un sobreviviente a un naufragio.

 

Cómo detectar el síndrome del náufrago

Síndrome del náufrago: el trastorno que sufren las personas perdidas en una relación destructiva 1

 

Para esta persona, resulta imposible superar el hundimiento de su relación y acude una y otra vez a ella, en ocasiones de forma velada –a través de algún vínculo que aún los mantiene unidos o les obliga a verse, como algún objeto, obligaciones económicas o similares– y en otros momentos de desesperación lo hace de forma directa, esperando revivir lo que fue sin éxito alguno.

 

El punto más crítico ocurre cuando el náufrago en cuestión toca tierra. De la misma forma que una persona queda varada en una isla en medio del océano, quien sufre este síndrome queda rodeado de un mar de dudas por decisión propia, pues poco a poco se aleja de las personas más cercanas, aquellas que le dan fuerza y al mismo tiempo, le hacen ver que lo mejor es poner un punto final definitivo a esa relación tóxica.

 

Gradualmente, esta persona se convertirá en una isla frente a sus amigos, familiares y todos aquellos que solían darle consejos o mostrarle su apoyo en los momentos más difíciles. Entonces decidirá enfrentar el presente sola y hacer a un lado las voces de apoyo que le sugerían qué hacer o le explicaban que no estaba en lo correcto, pues cree que nadie puede comprender su situación y su caso es único, sin comparación a la experiencia de algún otro.

 

Al mismo tiempo –y por más que lo intente negar– la persona que sufre de este síndrome continúa con una sola idea en mente: salvar su relación a cualquier costo, aunque en el fondo sepa que no hay más futuro.

 

El rescate

Síndrome del náufrago: el trastorno que sufren las personas perdidas en una relación destructiva 3

 

A diferencia de un naufragio real, donde la única opción para salvarse es esperar ayuda del exterior, los náufragos en una relación dependen de sí mismos, pero su propio rescate no es nada fácil. Deben comprender que sus acciones los han llevado a un derrotero de terquedad y sobre todo, que sus decisiones son tomadas a partir de una visión distorsionada de la realidad que sólo ellos mantienen sin sentido alguno.

 

El náufrago debe aprender a pensar fríamente, a recibir ayuda de las personas que se preocupan por su bienestar y sobre todo, a darse cuenta de que una relación destructiva no tiene un futuro alentador. Poco a poco, el náufrago logrará alejarse de la relación que lo mantiene aislado y más temprano que tarde, volverá a embarcarse en una nueva aventura.