Muchas personas aseguran que sus rodillas truenan cuando va a llover (o cuando ya está lloviendo). Aunque algunos pueden considerarlo como una mala broma de su imaginación o incluso superstición, en realidad hay una explicación científica para ese dolor en las articulaciones.

 

De acuerdo a la Asociación Civil de Pacientes Reumáticos ‘Una Sonrisa al Dolor’, los huesos pueden doler cuando llueve debido a que entre las articulaciones hay unas bolsitas llamadas cápsulas articulares, que tienen líquido sinovial.

 

La función de esas "almohadillas" es amortiguar la fricción entre las articulaciones, que se da con el movimiento. Al bajar la presión atmosférica cuando llueve, el líquido se expande ligeramente.

 

Si las articulaciones y los huesos están en buenas condiciones, no habrá molestias con el clima; pero si se tiene un desgaste o daño, aparecerá el dolor.

 

Si bien cualquier persona puede experimentar molestias con los cambios en las condiciones atmosféricas, quienes tienen problemas con las articulaciones suelen presentar fuertes dolores cuando hay humedad y/o bajas temperaturas.

 

Presión atmosférica

Una investigación realizada por el doctor Javad Parvizi, de la Universidad Thomas Jefferson, indica que el doloren las articulaciones cuando hay lluvia se presenta con mayor frecuencia en pacientes que padecen artritis, debido a que tienen menos cartílago que amortigüe la fricción entre sus articulaciones.

 

Es común escuchar que hay dolor de rodilla, pero también se puede presentar en caderas, codos, hombros y manos.

 

De acuerdo con Parvizi, las articulaciones tienen nervios sensoriales llamados baro-receptores, los cuales responden a los cambios en la presión atmosférica.

 

Estos nervios reaccionan cuando hay una baja presión barométrica, cuando el ambiente pasa de seco a húmedo, alistándose para llover.

 

El debate

Por el otro lado, el profesor Miguel Ángel Plascencia, del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, indica en un artículo para la Universidad de Alcalá que los huesos no duelen con el frío ni con la humedad, porque estos no tienen la capacidad de generar dolor por el clima.

 

El especialista aclara que los cambios en el ambiente no causan dolor, pero sí pueden contraer y entumecer a los huesos, provocando problemas en las articulaciones. En este caso hay mayor rigidez y se estrechan los músculos, los tendones y los ligamentos, y eso suele generar más molestias de las habituales.

 

El experto Plascencia indica que la solución a estas molestias podría ser dar un poco de calor a la zona afectada. También se puede recurrir a una terapia de masaje y a la aplicación de cremas analgésicas o ungüentos para evitar los malestares provocados por las bajas temperaturas.