Pillar más resfriados o tener más posibilidades de deshidratarse son algunos de los efectos de la falta de sueño prolongada.

 

Aunque cada vez más estudios apoyan la idea de que la calidad del sueño es tan importante como la calidad, dormir un mínimo de horas cada noche es garantía de salud y bienestar. Aunque seas de esas personas que con cinco horas de sueño afirman estar como una rosa, la falta de descanso crónica puede acabar pasando factura.

 

Te presentamos aquí una selección de seis trabajos que demuestran los efectos negativos de dormir menos de seis horas. Seis motivos, uno por cada hora de descanso, para reorganizar tu agenda y tratar de pasar más tiempo entre los plácidos brazos de Morfeo. 

 

Más riesgo cardiovascular

Dormir menos de seis horas al día aumenta el riesgo cardiovascular, según reveló un estudio publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology a principios del 2019. Los investigadores emplearon ecografías cardíacas en 3D y tomografías computarizadas para detectar la presencia de afecciones cardiacas en los casi 4.000 participantes en el estudio.

 

“Hemos visto que los participantes que dormían menos de 6 horas al día o tenían un sueño muy fragmentado y de mala calidad tenían más placas de colesterol, en comparación con aquellos que dormían más horas o tenían un sueño menos fragmentado”, explicó Fernando Domínguez, uno de los autores del artículo. “La duración y la calidad del sueño son de vital importancia para la salud cardiovascular”.

 

En concreto, los resultados revelaron que quienes dormían menos de seis horas tenían una probabilidad de un 27% más de sufrir aterosclerosis en comparación de aquellos que disfrutaban de siete u ocho horas de sueño. Además, aquellos que tenían una mala calidad de sueño tenían una probabilidad de un 34% mayor de tener aterosclerosis, en comparación con aquellos que tenían una buena calidad de sueño.

 

Te coges más resfriados

Las personas que duermen seis horas o menos tienen hasta cuatro veces más probabilidades de resfriarse en comparación con quienes disfrutan de más horas de sueño. Estas fueron las conclusiones de un estudio publicado en la revista Sleep en 2015.

 

Los investigadores reclutaron a 164 voluntarios que se sometieron a diversos test de salud para conocer sus hábitos de sueño y para poder controlar otras variables de riesgo como el estrés o el consumo de tabaco y alcohol. Además, en otra de las pruebas los participantes fueron ‘secuestrados’ en un hotel durante una semana y se les administraron inóculos con el virus del resfriado, recolectando diariamente muestras de moco para ver en qué personas prosperaba la infección. 

 

“En nuestra cultura moderna, mucha gente llega a enorgullecerse de pasar pocas horas durmiendo y muchas trabajando”, reflexionaba uno de los autores. “Necesitamos más estudios como este para poner de manifiesto que dormir es fundamental para nuestra salud y bienestar”.

 

Más probabilidades de deshidratarte

Un trabajo publicado en la revista Sleep a finales de 2018 indicaba que las personas adultas que solo duermen seis horas cada noche tienen más probabilidades de sufrir deshidratación que aquellas que descansan ocho horas. Los resultados revelaron que la orina de quienes disfrutan de menos horas de sueño estaba más concentrada y sufrían un riesgo entre 16 y 59% mayor de deshidratarse.

 

¿Por qué sucede esto? La respuesta se encuentra en la vasopresina, una hormona que ayuda a regular el estado de hidratación del cuerpo y que se produce durante todo el día y la noche. “La vasopresina se libera más rápidamente al final del ciclo del sueño”, explicó Asher Rosinger, investigador en la Universidad Penn State (EEUU) y uno de los autores del trabajo. “Si te despiertas antes estarías perdiendo esa ventana de liberación, lo que causaría una interrupción en la hidratación del cuerpo”.

 

Las vacunas te hacen menos efecto

Esta fue la conclusión de un trabajo realizado por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (EEUU) en el año 2012 en el que evaluaron el efecto de la vacuna contra la hepatitis B en una muestra de adultos de entre 40 y 60 años. Para ello, se midieron los niveles de anticuerpos antes de la segunda y tercera inyección de la vacuna, y seis meses después de la vacunación final para determinar si los participantes habían desarrollado una respuesta inmunológica protectora frente al virus.

 

Los resultados revelaron que las personas que dormían menos de seis horas cada noche tenían muchas menos probabilidades de desarrollar respuestas de anticuerpos a la vacuna y, por lo tanto, eran 11,5 veces más propensas a estar desprotegidas que quienes duermen una media de más de siete horas. La calidad del sueño no afectó la respuesta a las vacunas.

 

Más riesgo de derrame cerebral

Un estudio realizado en 2012 por investigadores de la Universidad de Alabama (EEUU) reveló que, en el caso de adultos varones de peso normal y sin  apnea obstructiva del sueño, dormir de forma habitual menos de seis horas aumenta significativamente el riesgo de sufrir derrame cerebral.

 

“Creemos que la corta duración del sueño es un precursor de otros factores de riesgo de accidente cerebrovascular”, explicó Megan Ruiter, una de las autoras de este trabajo en el que se tuvieron en cuenta diversas variables relativas a la salud previa de los participantes.

 

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Menor rendimiento durante el día

Parece obvio que, cuando se duerme menos, la productividad y la capacidad de atención disminuyen a lo largo del día. Sin embargo, no estaba claro si estos problemas de rendimiento se debían a la falta de sueño per se o bien a un estado de vigilia prolongada. Es decir, si por ejemplo tienes el hábito de dormir solo cinco horas, también implica que vas a estar 19 horas seguidas despierto.

 

Para resolver esta cuestión, un equipo de investigadores del hospital femenino de Brigham (EEUU) expuso a nueve voluntarios a un ‘día’ de veinte horas durante algo más de un mes. De esta forma pudieron separar los impactos de un sueño corto crónico con los del estado de vigilia prolongada.

 

Los participantes fueron restringidos a 4,67 horas de sueño y 15,33 horas de vigilia por cada ‘día’ de 20 horas; esto corresponde a aproximadamente 5,5 horas de sueño en un día de 24 horas. A ocho controles sanos se les permitió dormir 6,67 horas y tener 13,33 horas de vigilia por ‘día’ de 20 horas, el equivalente a dormir 8 horas en un día de 24 horas. Como 15,33 horas de vigilia no se considera una vigilia prolongada, pero 4,67 horas de sueño se considera sueño corto, se pudieron aislar las deficiencias en el rendimiento debido al sueño corto en sí mismo.

 

Los resultados, publicados en la revista PNAS en 2018, revelaron que las personas con sueño restringido tuvieron más problemas de atención y duplicaban su tiempo de reacción neuroconductual en comparación con los controles. También obtuvieron menores rendimientos a la hora de desarrollar tareas de tipo cognitivo, lo que sugiere que, efectivamente, las personas no somos capaces de adaptarnos al suelo crónico restringido, independientemente de las horas de vigilia.