Un 10% del oxígeno de nuestro planeta proviene de la bacteria fotosintética 'Prochlorococcus', a la que perjudica la contaminación plástica.

 

Los peces no son los únicos seres a los que perjudica el plástico que contamina los mares. Según un reciente estudio, publicado en Communications Biology, las bacterías responsables de producir una décima parte del oxígeno que respiramos también se ven dañadas.

 

“Descubrimos que la exposición a sustancias químicas filtradas por la contaminación plástica interfiere con el crecimiento, la fotosíntesis y la producción de oxígeno de Prochlorococcus, la bacteria fotosintética más abundante del océano”, afirma el doctor Sasha Tetu, autor principal del estudio e investigador de la Universidad Macquarie (Australia).

 

La contaminación plástica causa a los ecosistemas marinos un daño valorado en más de 13.000 millones de dólares cada año, y se estima que en 2050 habrá en los océanos más plástico que peces. “Esta contaminación puede filtrar diversos aditivos químicos en ambientes marinos –señala la doctora Lisa Moore, otra de las autoras del estudio–, pero a diferencia de las amenazas que plantea para los animales, que ingieren los plásticos o se enredan en ellos, la amenaza que las sustancias químicas filtradas representan para la vida marina ha recibido, relativamente, poca atención”.

 

Pequeños pero imprescindibles

Este es el primer estudio de este tipo que se lleva a cabo, y en él analizaron los efectos que los químicos mencionados por Moore producen en la forma de vida más minúscula de nuestros océanos: las bacterias marinas fotosintéticas.

 

“Observamos un grupo de diminutas bacterias verdes llamadas Prochlorococcus, que es el organismo fotosintético más abundante en la Tierra”, explica el doctor Tetu. Estos microbios son unos campeones cuando se trata de producir carbohidratos y oxígeno en el océano a través de la fotosíntesis.

 

“Esos pequeños microorganismos son críticos para la red alimentaria marina, contribuyen al ciclo del carbono y se cree que son responsables de hasta el 10% de la producción total de oxígeno en el mundo”, explica Moore, quien recalca la importancia fundamental de estos microbios para la salud del océano: “Una de cada diez bocanadas de oxígeno que respiras se la debes a esos pequeñajos, pero no se sabe casi nada sobre cómo las bacterias marinas responden a los contaminantes humanos”.

 

El equipo de investigadores expuso en el laboratorio dos cepas de Prochlorococcus –encontradas a diferentes profundidades en el océano– a químicos filtrados de dos productos plásticos comunes: bolsas de plástico hechas de polietileno de alta densidad y esteras de PVC. Descubrieron que la exposición a estos productos químicos perjudicaba el crecimiento y la función de los mencionados microbios, incluida la cantidad de oxígeno que generan, y alteraba la expresión de una gran cantidad de sus genes.

 

“Nuestros datos muestran que la contaminación plástica puede tener impactos generalizados en el ecosistema más allá de los efectos conocidos sobre los macroorganismos, como las aves marinas y las tortugas”, comenta Tetu. “Si realmente queremos entender el impacto total de la contaminación plástica en el ambiente marino y encontrar formas de mitigarla, debemos considerar su impacto en grupos microbianos clave, incluidos los microbios fotosintéticos”, concluye.