“No hay discurso dirigido a la multitud que no tenga el doble fin: aclarar la situación y sugerirle algo a la masa.” Benito Mussolini

Los buenos discursos hoy son la excepción, más que la regla. El debate político está alimentado mayoritariamente por declaraciones anodinas, descalificaciones pueriles, ocurrencias y dislates, repeticiones de lugares comunes y frases hechas sin sentido…en donde lo importante es impresionar. Sin importar si nos da más votos o no.

En democracia, el discurso que propone el Politing -y que debe existir en las tres dimensiones de la Política- es la herramienta de comunicación por excelencia. Permite a gobernantes y representantes exponer ideas, defender principios, rendir cuentas y movilizar voluntades. En la competencia política, contrasta opciones y construye futuros deseables. A los gobernantes, les permite brindar claridad sobre el rumbo a seguir; a los líderes de instituciones da confianza en la efectividad de planes y programas. En situaciones de crisis, transmite confianza y certidumbre y para los estadistas, es el pasaporte a la posteridad. De ahí el éxito de los cursos de oratoria. Olvidando que lo importante no es el discurso en si, con la grandilocuencia que impresiona, sino, el efecto que debe producir y que depende básicamente, de las características del elector, votante, ciudadano, es decir, del mercado electoral objetivo.

Esto a su vez, ha llevado a los políticos a subestimar al público, que en realidad necesitaría de la explicación técnica y racional para construir colectivamente un proceso abierto y saludable de comprensión de los problemas y toma de decisiones.  ¿Qué hace falta? Del lado de los partidos políticos: imaginación, pasión, honestidad y respeto por la inteligencia del auditorio para explicar de mejor manera las decisiones públicas. Del lado de los medios, objetividad y preparación de sus cuadros no solo para entender lo que están diciendo (o callando) el ofrecimiento político (candidato, programa y partido), sino también para saber en cual Think Tank buscar buenos contraargumentos. Y por parte del público, exigencia y aporte de ideas, pruebas y evidencias, en vez de descalificaciones, cerrazón y cinismo.

En todo caso, siempre, en los discursos que es necesario hacer para cada uno de los tres campos del Politing se deben utilizar las palabras correctas, en el momento correcto y en el sitio correo…y quien nos dice qué es lo “correcto”, son los electores, quienes deben ser siempre el centro y la razón en las de tres dimensiones del Politing así: (1) los votantes en el proceso de la Política (que para trabajarlo en forma efectiva se recomienda recurrir al Marketing Político Renovado) (2) los mandantes en el resultado de la Política (que para trabajarlo en forma efectiva se recomienda recurrir al marketing de Políticas Públicas) y (3) los ciudadanos en la estructura de la Política (que para trabajarlo en forma efectiva, se recomienda recurrir al Citymarketing)… así se evita que nos suceda lo del aquel político de marras, que en sus discursos nunca acostumbraba a decir soltero sino “single” y no se refería a corredor sino a “runner”…entonces, sus sabios votantes decían que sin duda no era un idiota sino un “retarded” …vaya Usted a saber -apreciado lector- qué quiere decir eso, en nuestro lenguaje diario o… ¿daily?