“El vivo vive del bobo/ y el bobo de papa y mama”.Vallenato: Diomedes Días y Peter manjares.
Resulta irónico -por decir lo menos- que quienes hace sólo algunos meses apoyaron y elogiaron la propuesta sobre “Politing” (libro-texto editado por la BUAP, 2010 y 15 videos: https://www.youtube.com/user/csyasociados) ahora se contradigan al proponer cursos, ofrecer especializaciones y plantear posgrados en “marketing político”, sabiendo -a ciencia cierta- que éste, ya está superado y revaluado por aquel, y así lo confirmaron -por escrito- en sus prólogos, presentaciones y comentarios. Esta ilógica actitud, tiene algo -o mucho- de peligrosa “bipolaridad académica” y bien vale la pena preguntarse las posibles razones.
Una explicación es que estos pseudo-académicos suscriben lo que no creen, aseveran lo que no les consta y/o prologan lo que no entienden y asegurados en que “el papel aguanta todo” rubrican lo que les conviene, en el momento que les conviene y para aquellos a quienes les conviene, escudándose en la teoría del “conveniencismo”. Otra postiza justificación, es que no eran expertos en el tema cuando propusieron los seminarios/talleres/cursos sobre “marketing político”: ilusa y falsa disculpa pues ya en varios y distintos centro de educación superior, institutos, academias, facultades y universidades, los han reemplazado por el “Politing”. Una explicación adicional es que quienes suscribieron que va el “Politing: más allá del marketing político”, padecen de Alzheimer y la influencia maligna de ese desmemoriado alemán no les permitió recodar lo que tan acuciosa y alegremente habían firmado y recurren ahora a la teoría “sacaculativa” (sacan el cuerpo, o cualquier parte de él) y sin importar contradecirse, siguen disfrutando los beneficios -cual súbditos leales- de ese claustro académico.
De todas formas se observa el maléfico impacto de la “reacción al cambio” (el famoso “factor RC”) que a todo humano cobija y a toda institución persigue, al hacer que nos resistamos a reconocer la gran evolución y el inmenso salto -que ya existe- entre el “Politing” y el “marketing político”. Pero lo realmente grave es que -al querer tapar el sol con su retorcido dedo- no se ponen al día y aceptan que el “marketing político” siga como burda farsa para esquilmar bobos o cuento chino para despojar tontos o espejito de vidrio barato para engañar incautos. Es triste que en pleno siglo XXI aún existan instituciones que ofrezcan programas caducos, rancios y obsoletos, pues aunque la obsolescencia es inevitable, hay que adelantarse a ella en lugar de apoyarla.
Eso comprueba lo que decía Einstein: “no se puede acabar con el dominio de los tontos, porque son tantos y -sobre todo- porque sus votos cuentan tanto como los nuestros”… otra vez la política, pero mal entendida. Ahora sí, van a tener que re-leer “Politing: más allá del marketing político” para buscar la cura a esa “bipolaridad académica”. Ojala que sea pronto para que sus hijos no la hereden, como ellos sí lo hicieron de sus ilustres progenitoras…