«No trates de enseñar a un cerdo a cantarPerderás tu tiempo y fastidiarás al cerdo.” Dicho Ruso

Un especialista en políticas públicas domina tanto un arte, como una ciencia, en el sentido de que debe tener la habilidad para diseñar argumentos con base en distintas áreas del conocimiento. Y así como el abogado se encarga de la argumentación jurídica y el ingeniero presenta los  argumentos  técnicos, el Policy Advisor debe buscar, encontrar y estructurar los argumentos apropiados para justificar la creación, formulación, implementación, evaluación análisis y -si es del caso- la terminación, es decir, la hechura de una Política Pública.

Por ello, debe examinar -con criterio crítico- los diversos supuestos, debe ordenar las pruebas convincentes, debe desenredar la madeja de argumentos, conservando siempre todos los hilos del asunto en la mano. Deben saber “dónde ponen las garzas”, para recurrir con seguridad, tino y olfato a las distintas y diversas fuentes de evidencias dispares -y hasta  contradictorias- donde su buen criterio servirá para evaluarlas. Adicionalmente, debe poder comunicar las conclusiones y los resultados de sus análisis, en forma clara, oportuna y efectiva. De ahí la necesidad de tener capacidades de convencimiento para defender sus puntos de vista, virtudes de negociación para dilucidar el camino más apropiado: Siendo recursivo, imaginativos pero muy realista. No puede vivir en burbujas de ilusión. Debe estar metido de lleno en el barro de la realidad de esa Política Pública que está trabajando y con la cual se debe encontrar plenamente comprometido. Debe dejar los fríos muros universitarios y los castillos de cristal académicos, por los cálidos lodos de la realidad económica, social y política de una región.

De ahí que el analista de Políticas Públicas debe ser –ante todo- un productor de argumentos, generador de evidencias, amplificador de testimonios…y se asemeja más a un abogado -como un especialista en argumentos legales- que a un ingeniero o un científico. Sus capacidades básicas no son algorítmicas, sino argumentativas, para examinar con espíritu crítico los supuestos, para producir y evaluar pruebas, teniendo siempre los hilos en la mano y buscar argumentos en muchas fuentes dispares, para comunicarlo a tiempo y efectivamente.

El Policy Advisor es, realmente el que se encarga de ofrecer el consejo estratégico al cliente, para la toma de decisiones públicas. Esta concepción, muestra claramente el enfoque práctico de esta novedosa disciplina, que surgió como una respuesta efectiva (eficiente y eficaz) a la necesidad de los gobiernos de enfrentar problemas públicos cada vez más complejos. A pesar de la importancia, los posgrados en Política Pública se iniciaron en los EUA en los años setenta, pero en México llegaron diez años después y en los otros países latinoamericanos, arribaron con un retraso de casi veinte años. Por eso, se consideran programas relativamente nuevos, destinados a estudiar e incidir en la cruda realidad, esa realidad esquiva, difusa y evasiva, propia campo del Policy Advisor: polifacético, multifactorial e interdisciplinario. Ahora sí podemos entender, por qué debe estar más preparado que los Chiles en Nogada…