“…todo cambio, como el de época que estamos viviendo, pide un camino educativo, la constitución de una aldea de la educación que cree una red de relaciones humanas y abiertas. Dicha aldea debe poner a la persona en el centro, favorecer la creatividad y la responsabilidad para unos proyectos de larga duración y formar personas disponibles para ponerse al servicio de la comunidad”. (p. 3) 1

Como país, México enfrenta problemas en el terreno económico con un nulo crecimiento, desempleo e informalidad crecientes, además de que la inseguridad sigue siendo una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos, y sin mencionar que tenemos más de 85 mil muertes por Covid-19 o que los escándalos por corrupción siguen. ¿Qué se ha hecho para resolver estas crisis? Simple, lanzar discursos al por mayor desde Palacio Nacional

Durante los pasados 2 meses, Andrés Manuel López Obrador comenzó a vivir rápidamente en el asedio y la descalificación. El deterioro de su gestión. Una descomposición social que le ha comenzado a sembrar discordias y exigencias vociferantes a su paso por el país. A las puertas de Palacio Nacional -donde vive y despacha- comenzaron a llegar grupos de ciudadanos de todo el país que lo acusan de haberles fallado, de no cumplir promesas o de plano de actuar dolosamente en su contra.

El fanatismo, definido como una adhesión incondicional a una causa sin matices, incluso llegando a extremos cuestionables, es algo que está presente en nuestra vida nacional. Las redes sociales han dado sobradas muestras de como operan y se comportan los fanáticos del actual presidente, un fenómeno que afecta buena parte de las actividades del país. Si usted todavía tiene dudas acerca de como identificar a un fanático, aquí dejo algunas pistas.

El líder dice que está protegido contra de la Covid-19 por los detentes que porta y muchos mexicanos corren a comprar uno para emularlo, en tanto que otros se niegan a usar cubrebocas porque él no lo usa, además de que aceptan el llamado y acuden presurosos a firmar en una consulta para enjuiciar a expresidentes, como si la aplicación de la ley fuera motivo de ese tipo de prácticas y no de un riguroso ejercicio sin pedir la opinión del pueblo. Pero se trata de la influencia que el presidente ejerce en buena parte de la población, incluida la oposición que discute los temas que él pone sobre la mesa.

Cada proceso electoral nos muestra a varias Asociaciones Política que buscan convertirse en partidos políticos. Algunas lo logran, otras no; unas tienen un paso efímero en el concierto político, en tanto que otros pasan a formar parte de la chiquillada. Lo sucedido con México Libre, pese a los personajes que tiene como principales impulsores, es una lección para muchos, pues muestra que no basta con tener a figuras conocidas para obtener el título que les permita participar en elecciones y obtener financiamiento público.

Es algo que se ha hecho común en redes sociales. Ante cualquier intento de crítica o difusión de algún error o irregularidad del gobierno actual, la legión de fanáticos sale a la defensa, pero no para aclarar los temas, sino para desviar la atención hacia la agenda que el presidente y su grupo desean se maneje. A cada crítica, la respuesta es simple: son parte del PRIAN, de la mafia del poder, de los nostálgicos del pasado corrupto, aunque no les digan mentirosos.

Si algo ha hecho el caso de Emilio L. es revivir la esperanza de muchos en que ahora sí se hará justicia y se castigará a exfuncionarios de gobierno por actos de corrupción. Eso fue una motivación para votar en 2018 por López Obrador, quien ahora como presidente ha declarado que no se permitirá la corrupción –además de declarar que ésta ya terminó, aunque luego diga que no–, pero como dice el clásico “que no haya ilusos para que no haya desilusionados”, este caso podría pasar a formar parte del enorme libro de oportunidades perdidas que tenemos en este rubro.

No es ninguna novedad saber que las relaciones entre el Estado y el narcotráfico o crimen organizado son inestables. Históricamente, es sabido que estas relaciones dependen de múltiples factores, tanto internos como externos, a decir, la política norteamericana y las decisiones políticas de seguridad nacional o seguridad interna. Hasta Netflix ha construido apócrifas narrativas en ese sentido.

El martes, 16 de junio de 2020 el renombrado índice de Confianza de Inversión Extranjera Directa (IED) de la empresa consultora A.T. Kearney, reveló que México ya no se encuentra dentro de los 25 destinos prioritarios para recibir IED a nivel mundial. Esto refleja que los inversionistas consideran que nuestro país es un destino mucho menos atractivo para la inversión extranjera directa respecto a otros países. Esa opinión de la firma Kearney está basado en un análisis realizado del 27 de enero al 3 de marzo 2020 de opiniones de 500 ejecutivos de las 30 principales empresas del mundo y es la segunda ocasión desde la creación del índice en la que México se encuentra fuera; lo estuvo previamente en 2011.