Desde las 7 de la mañana, su conferencia de prensa puede ser escuchada por la radio o vista en algunos canales de televisión y redes sociales, una hora después, los espacios noticiosos realizan mesas de debate o dan paso a las entrevistas para analizar el tema abordado por el presidente unos minutos antes.

Hispanoamérica es una región extensa, llena de cultura, maravillas naturales y tradiciones, pero también, caracterizada por la desigualdad, corrupción, impunidad, mandatarios ineficientes y sobre todo, por un sistema democrático no consolidado.

La Cuarta Transformación encabezada por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, abrió otro frente en uno de los sectores que, por décadas, ha sido abandonado o utilizado para fines propagandísticos del gobierno en turno: los medios de comunicación del Estado Mexicano.

Dicen que la comunicación política no sólo sirve para dar a conocer la postura de cualquier candidato o para difundir los diferentes logros de un diputado o senador, sino también, para informar a los ciudadanos durante una crisis de gobierno.

Tras el accidente aéreo en el que perdieron la vida la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso y el senador, Rafael Moreno Valle, una nueva votación se avizora en la entidad, en la cual se elegirá a la persona que ocupará el cargo de ostentaba la panista.

Cada vez que inicia un sexenio, los retos y esperanzas se concentran en torno a la persona que asume las riendas del Poder Ejecutivo, ya sea estatal o federal, así como en el plan y el dinero para realizar obras, brindar servicios públicos y generar las condiciones para atraer inversiones.

Corría el año de 1982 y la guerra civil en Guatemala llegaba a uno de sus puntos más altos, el conflicto armado se recrudecía y miles de muertos, desaparecidos y desplazados se sumaban a la larga lista de víctimas.

En la política suele haber todo tipo de tragedias, desde las derrotas electorales hasta el aislamiento de alguno sus miembros, pasando por el “destierro” de un exmandatario o simplemente, por la decadencia e inminente desaparición de cierto partido.

Hasta hace 20 años era impensable imaginar que un mundo intangible nos envolvería a tal grado que, al menos, una cuarta parte de nuestro día la dedicaríamos a estar frente a un dispositivo móvil para informarnos, divertirnos y comunicarnos a distancia, es decir, de una forma instantánea y no presencial.

Cada vez que llega un nuevo gobierno a tomar las riendas del municipio, estado, provincia o país, es inevitable frenar el reacomodo de las personas, grupos o sectores, debido a que la supervivencia y la vigencia en la política son objetivos permanentes.

“Es un honor estar con (Andrés Manuel López) Obrador”, era el grito que retumbaba al interior del Salón de Sesiones del Palacio Legislativo de San Lázaro por parte de los morenistas, justo cuando la senadora del PRI, Claudia Ruiz Massieu, fijaba la postura de su grupo parlamentario durante la instalación del nuevo Congreso el pasado 1 de septiembre.

“México vive, en suma, una nueva etapa de su historia: la de una democracia con instituciones sólidas y procesos electorales competidos, plurales y participativos”, señaló el recién llegado presidente, Enrique Peña Nieto, en su primer discurso el 1 de diciembre de 2012.

Hace más de 50 días que se llevó a cabo la elección más grande en la historia de México, esa en la que estuvieron en juego miles de puestos, en la que hubo ataques y denuncias entre partidos, así como la incertidumbre política y económica por la victoria de tal o cual candidato.