A un gobierno se llega a administrar los recursos, coordinar diferentes tipos de acciones, ejecutar un plan de trabajo y al mismo tiempo, a mantener informados a los ciudadanos, con el propósito de crear la percepción de un gobierno cercano, que brinda resultados.
Si bien estas labores se realizan una vez asumido el cargo, su organización y seguimiento requieren de semanas e incluso, meses de dedicación previos al arranque, de lo contrario, podría ser caótico y afectar directamente la imagen de la administración y al final, derivar en un rechazo de la gente.
Escándalo mayúsculo
Uno de los casos que llamaron la atención, fue el relacionado con el fideicomiso creado para ayudar a los damnificados de los sismos del pasado mes de septiembre y que involucra al virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador y a varios de sus colaboradores.
Cabe señalar que tal polémica no se debió a la falta de ideas, sino por un acto poco transparente y la desatención que tuvo el equipo obradorista en materia de comunicación, lo cual derivó en su primera crisis postelectoral o anterior a su toma de protesta.
El origen
Todo surgió el 20 de junio, cuando los representantes del Partido Revolucionario Institucional, Mariana Benítez y Emilio Suárez, acusaron al Movimiento de Regeneración Nacional de crear un fideicomiso para “desviar recursos con fines electorales”.
Así, tras una investigación, el INE fijó una multa de 197 millones de pesos, por la presunta triangulación con dinero privado en el Fideicomiso “Por los demás”, creado por el Consejo Nacional de Morena y que provocó todo tipo de comentarios positivos y negativos.
Preguntas que saltan
Más allá del argumento legal para sustentar o desestimar el señalamiento del árbitro electoral, se encuentra el trasfondo político de la medida y el momento en el que ésta salió a la luz.
Y es que el pasado 16 de julio, el otrora llamado “candidato de las izquierdas”, anunció que tomaría cuatro días de descanso en su finca de Palenque, Chiapas, periodo que le serviría para hacer una pausa de cara al proceso de entrega- recepción del gobierno federal; no obstante, llama la atención la celeridad con la que el instituto, en específico su Unidad de Fiscalización, indagó y se pronunció al respecto.
Desde el pasado 27 de junio, es decir, siete días después de la queja priista, el INE dejó entrever la posible sanción, pero fue hasta el 18 de julio cuando ratificó el castigo al partido de López Obrador, quien –por coincidencia- se encontraba de vacaciones, en otras palabras, alejado de los medios.
Más elementos
Hay una frase que señala que “en política no hay casualidades”, y es que tiene lógica pensar que el INE no sólo reunió pruebas contundentes, sino también, manejó el timing para saber cómo y cuándo entrar con el tema, mientras que Morena estaba “relajado”, en pausa, esperando el regreso de su líder.
Es de de todos conocido que al interior de este organismo electoral hay personas identificadas plenamente con otros partidos políticos, en particular el titular de dicha unidad, Lizandro Núñez, colaborador de José Antonio Meade cuando éste se desempeñaba como secretario de Hacienda o el consejero Marco Antonio Baños, identificado con el tricolor.
Quince días después de las votaciones, AMLO dominó la agenda mediática, a través de reuniones con el presidente de la República, empresarios, líderes de la izquierda, colaboradores, entre otros personajes; en paralelo, las críticas o cuestionamientos de parte de sus adversarios y varios analistas no han cesado.
Durante la campaña, ningún golpe fue tan certero hacia el tabasqueño como el del fideicomiso, que se combinó con un error de estrategia de su área de comunicación, la cual descuidó un flanco, que por ahora, la oposición lo explota correctamente sin que hasta la fecha exista una respuesta certera o convincente del próximo mandatario.
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