Han regresado a la escena pública, su trayectoria política es innegable, ambos son figuras de peso al interior del Partido Demócrata, simbolizan otro estilo de gobernar, pero sólo uno ellos abanderará el proyecto que buscará llegar a la Casa Blanca.
Sus nombres: Joseph (Joe) Biden y Bernard (Bernie) Sanders. Estos dos personajes mantienen –desde hace meses- una férrea disputa por la candidatura presidencial de dicho instituto y así, obtener el boleto para participar en los comicios del 3 de noviembre en los que se elegirá al nuevo mandatario de los Estados Unidos de América.
La búsqueda
El primero cobró mayor notoriedad por haber sido vicepresidente durante los dos periodos de Barack Obama (2009-2017) mientras que el segundo, irrumpió con fuerza en la campaña de 2016, gracias a su narrativa que incluía propuestas diferentes, ligadas con su ideología socialista.
Hace cuatro años, los dos integraron la lista de aspirantes; sin embargo, Sanders estuvo a un paso de la nominación demócrata, al perder frente a Hillary Clinton, quien posteriormente sería derrotada por Donald Trump.
Cero jóvenes
Más allá de la trayectoria y planes de estos políticos, se encuentra un fenómeno poco analizado, cuya tendencia consiste en la escasa formación de cuadros dentro de los partidos, es decir, pocos jóvenes que ocupan posiciones importantes, incluyendo las candidaturas.
El próximo dirigente de la unión americana rebasará los setenta y cuatro años, algo que no es impedimento para ejercer el poder; no obstante, llama la atención que una de las democracias más avanzadas y consolidadas del mundo esté encabezada por alguien nacido en la década de los cuarenta.
Trump de 73 años, Biden de 77 y Sanders de 78 son los protagonistas de la carrera 2020. Los tres deberán convencer a un electorado cada día más crítico, plural y diverso, en una nación próspera pero que sufre los estragos de la crisis económica, climática y migratoria global.
¿Dónde están?
En los partidos Demócrata y Republicano no ha emergido una figura menor de 40 años que aglutine masas y recoja los temas que son relevantes para la generación actual como el empleo, seguridad social, educación, legalización de las drogas, discriminación, etcétera; y que dispute un cargo más alto.
Quizá en los siguientes años, políticos como Alexandria Ocasio- Cortez, Ilhan Omar (congresistas), Tulsi Gabbard (aspirante demócrata a la presidencia), Peter Buttigieg (alcalde de South Bend, Indiana y ex aspirante presidencial demócrata) o Jared Kushner (empresario y yerno de Trump), destacarán aún más y liderarán la renovación en el bando demócrata o republicano.
Actividad desacreditada
Lo anterior se explica -en buena parte- por la relación entre la política y la gente; en otras palabras, hoy el joven está desvinculado de dicha actividad porque no le es atractiva, no encuentra incentivos para estar en ella, califica al parlamentario o gobernante como corrupto e ineficiente, distante y que no lo representa.
Cada vez es más difícil hacer política en cualquier lugar del mundo, los problemas y necesidades incrementan como en los Estados Unidos, donde la polarización, el racismo, xenofobia y la intolerancia aumentan, lo que sin duda es (y será) un reto para la llamada “vieja guardia”.
Tarea titánica
Si quieren alcanzar la victoria, los demócratas y republicanos tendrán que persuadir a un electorado compuesto por 160 millones de blancos, 32 millones de latinos, 30 millones de afroamericanos y 11.3 millones asiáticos, una misión titánica de comunicación.
Trump, Biden y Sanders saben que es su última oportunidad, en 2024 vendrán aquellos que romperán con el establishment norteamericano y sobre todo, que “refrescarán” ese modelo agotado e incorporarán al (nuevo) ciudadano al debate y a la toma de decisiones.
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