En diversas ocasiones se han realizado análisis sobre las características políticas que tiene México, una nación con tal complejidad en su diseño institucional que hace difícil su conducción, integración y coordinación, pero que ha sorteado obstáculos a lo largo del tiempo.

 

México es sol y sombra en materia gubernamental: da y quita, avala u obstruye, divide e intenta unir. Lo cierto es que estas acciones son implementadas desde hace varias administraciones; no obstante, la actual transita por una “turbulencia” desencadenada en buena parte por los errores propios.

 

La semana termina con más polémicas que con resultados positivos, la designación de la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (Rosario Piedra), las manifestaciones de campesinos y policías federales y la autorización de asilo al expresidente de Bolivia, Evo Morales, obligaron al régimen morenista a centrar sus esfuerzos para minimizar el descontento social que esto generó.

 

Noticia “bomba”

 

El recibimiento de Evo Morales fue un tanto opacado por el bochornoso espectáculo que dieron los senadores de la República el pasado martes durante la toma de protesta de la nueva ombudsperson, riña que –de paso- demostró lo lejos que está la clase política de la civilidad y el respeto a las leyes.

 

La recepción del exmandatario sudamericano desató las críticas de los partidos opositores, algo común en democracia, pero más allá de eso, dejó en claro lo contradictorio del desempeño del gobierno federal, que por un lado mostró su lado más humanitario y por el otro, se niega a respaldar movimientos disidentes como el venezolano.

 

En defensa de…

 

Con una postura y un reclamo firme ante la Organización de los Estados Americanos por el golpe de Estado en Bolivia, México se colocó en la primera línea de defensa en apoyo al ex líder cocalero y en simultáneo, López Obrador le garantizó todas las medidas de protección para su estadía en territorio nacional.

 

El asilo y la apertura a figuras como Morales no está a discusión, sobre todo por el riesgo que pueda correr derivado de su último cargo; el problema radica en el doble rasero con el cual el gobierno mide o decide intervenir (según su conveniencia o costo político).

 

Principio de todo

 

Todo indica que la inestabilidad en el cono sur y en específico en Bolivia abarcará un periodo largo, debido a las acusaciones entre ambos bandos y la ilegitimidad de la autoproclamación de Jeanine Áñez como presidenta, seguramente prolongarán el exilio del originario del departamento de Oruro.

 

Dicho galimatías diplomático se suma, en México, a los conflictos internos como  la violencia, la desaceleración económica, la falta de empleos, marchas y bloqueos (que se llevan a cabo con mayor frecuencia) y la situación política-electoral-legislativa cada vez más polarizada.

 

Las próximas semanas serán cruciales para Bolivia y para López Obrador, quien delegará el asunto en manos del canciller Marcelo Ebrard y de su equipo de colaboradores, un caso que acaparará las miradas de la comunidad internacional que ratificará a México como un lugar sumamente complicado.

 

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