Según el último tracking poll elaborado por Consulta Mitofsky, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador posee un 61.3 por ciento (%) de apoyo ciudadano, una cifra nada despreciable, tomando en cuenta la baja popularidad de los mandatarios en América Latina.

 

El poder que tiene el morenista le ha permitido tener el control absoluto en la conformación y las decisiones de gobierno, en el Congreso de la Unión (Cámara de Diputados y Senadores), influencia en el Poder Judicial y sobre todo, el respaldo de la mayoría de los mexicanos.

 

Con ese amplio margen de maniobra y capital político, López Obrador ha impulsado cambios administrativos, operativos y legales; asimismo, se ha convertido en la gran figura mediática, es decir, en el centro de la opinión pública, gracias a la –cuasi- extinción de los partidos opositores.

 

¿Quiénes lo apoyan?

 

Dicha medición fue levantada entre el 4 de mayo y el 14 del mismo mes, en la que muestra, que el sector juvenil es su principal bastión (75.4% de personas entre los 18 y 29 años lo aprueban), mientras que el intermedio descendió ligeramente (58.3% de mexicanos entre los 30 y 49 años lo avalan) y el de la tercera edad se mantiene nivelado (52.2% de gente de 50 años o más).

 

Lo anterior es una muestra de los efectos de la comunicación política sobre la población; no obstante, lo que parece ser una estrategia efectiva, también podría ser contraproducente, ya que la andanada de críticas hacia la Cuarta Transformación se acrecienta y la respuesta por parte de la autoridad ha sido errónea en algunas ocasiones.

 

Los antagonistas

 

Periodistas, empresarios, líderes de opinión, entre otros, han ganado terreno en noticiarios, programas de mesa redonda, debate u opinión en los medios de comunicación, para cuestionar los planes y decisiones del actual gobierno.

 

Cada vez más diarios (impresos y digitales), estaciones (televisivas o radiofónicas) o programas difundido s a través de las redes sociales, han definido una postura o tendencia contraria al régimen lopezobradorista, situación normal en una democracia; sin embargo, la sistematización o reiteración de los comentarios dejan entrever que existe algo de fondo.

 

Analistas, conductores, presentadores y demás periodistas ligados con anteriores fuerzas políticas o candidatos, ocupan diferentes espacios informativos, los cuales sirven como herramientas propagandísticas más que sitios de libre expresión, donde no siempre hay rigor periodístico.

 

Don Dinero

 

Por otra parte, el empresariado es un factor importante. Su poderío económico influye en diversos ámbitos y poco a poco ha entendido que la movilización es fundamental si quiere ganar las calles y las discusiones en comunidades virtuales como Facebook o Twitter.

 

Las recientes marchas en contra del presidente organizadas en varias ciudades del país son un ejercicio de manifestación de ideas libre y pacífica, –quizá- patrocinadas por este sector y que deja entrever las acciones que pondría en marcha durante el sexenio.

 

A largo plazo

 

Si bien las élites no han logrado persuadir a muchos mexicanos, el mensaje que intentan proyectar es de hartazgo o rechazo hacia el mandatario y su equipo de trabajo, asimismo, buscan que las imágenes de protesta se difundan para generar mayor impacto.

 

Para nadie es un secreto que los agentes económicos operan en paralelo al poder político, pero al igual que la oposición, no han “conectado” con las clases populares, es decir, no son organizaciones de masas que aglutinen a millones, pues carecen de liderazgo.

 

La resistencia de aquellos que vieron afectados sus intereses con la llegada de Morena a Palacio Nacional, comienzan a contraatacar, una estrategia audaz que les llevará tiempo, pero que puede surtir efecto, siempre y cuando coordinen el dinero, el mensaje y una figura central. 

 

TWITTER: 

@LccPibe