Es cierto que todo mexicano puede votar y ser votado, siempre y cuando tenga a salvo sus derechos, algo que en la práctica es difícil realizarlo, pues el acceso al poder se reserva para unos cuantos, mientras el resto, sólo interviene en la legitimación de estos.

 

Desde hace algunas décadas, México ha tenido avances democráticos, desde el permitir el sufragio a la mujer, la introducción de los legisladores plurinominales, la incorporación de nuevos institutos políticos, la creación de un INE libre y autónomo que organice las elecciones, hasta los candidatos independientes.

 

En 2012, el Legislativo aprobó una reforma constitucional en la que se estableció por primera vez que una persona podía postularse sin el cobijo o membrete de un partido. No fue sino hasta 2014 que las reglas quedaron definidas y al año siguiente, los llamados “independientes” entraron a la escena pública con fuerza, pero que en menos de un lustro se han desdibujado.

 

Las contiendas

 

Puebla será una de las dos entidades (junto con Baja California) que elegirá mandatario y en este caso, serán comicios extraordinarios, debido a la muerte de la gobernadora Martha Érika Alonso en diciembre pasado.

 

La batalla electoral que ahí se disputará tiene a dos protagonistas, por el lado del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) está Luis Miguel Barbosa, quien repite la nominación, luego de que en 2018 representara a este partido y a sus entonces aliados, Encuentro Social y el PT; en el bando contrario, Enrique Cárdenas de la coalición liderada por el PAN.

 

Abanderados “exprés”

Siendo un proceso atípico, el método de selección de cada instituto fue veloz y quizá, poco transparente. Acción Nacional, se decantó por alguien externo y no tan apegado a su ideología como lo es Cárdenas y dejando en el camino a militantes o afines al mismo, como los exalcaldes capitalinos Eduardo Rivera y Luis Bank, el exgobernador Antonio Gali o el diputado Jorge Aguilar.

 

Cárdenas es un académico reconocido en determinados sectores de la sociedad y cuyo puesto más importante fue el de rector de la Universidad de las Américas Puebla, una de las casas de estudio más destacadas de la región centro-sur del país.

 

¿Paciencia?

 

La historia de política de Enrique Cárdenas data de hace tiempo y se intensificó en 2017, cuando pretendió ser el coordinador de Organización Estatal de Morena, la antesala a la postulación como aspirante a Casa Puebla en 2018, que manera sorpresiva recayó en Barbosa, lo cual generó descontento en el también economista por el ITAM.

 

Y en 2018, buscó competir a través de la vía independiente, estrategia que no prosperó, en buena medida porque la legislación poblana en la materia que desincentivaba el registro y la participación de ciudadanos en la búsqueda del voto.

 

Querer y poder

 

La turbulenta política poblana ha puesto a Enrique Cárdenas nuevamente en el centro de atención por ser la carta con la que el PAN, PRD y MC desearán retener la plaza y prolongar cinco años su hegemonía en un estado clave como Puebla.

 

Sin embargo, su campaña mantiene un perfil bajo, sin mucho crecimiento, ya que se ha enfrentado a resistencias y a una “huelga de brazos caídos” de un puñado de integrantes de los partidos que encabeza; su plan de comunicación tampoco es el más efectivo, ya que las giras, mítines y su presencia en las calles son prácticamente nulas.

 

Otros factores que juegan en contra de él, son la falta de recursos económicos para que sus operadores laboren en tierra y a quienes el morenovallismo acostumbró a inyectar grandes cantidades de dinero; asimismo, carece de ideas concretas que diferencien su proyecto con el de sus adversarios.

 

Todos las encuestas apuntan a un triunfo de Morena en Puebla, una victoria que no sólo implicaría un cambio de colores en el Ejecutivo local, sino el cambio de sistema y el colapso del blanquiazul como opción de gobierno; el capricho (o persistencia) y el derecho que tiene el exrector lo han llevado a una posición relevante dentro de la política, empero, no significa que el más preparado sea el mejor funcionario y viceversa.

 

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