El Estado judío mantiene lazos fluidos e incluso amistosos con más países de su entorno, en contraste con la hostilidad del pasado.

 

El filón económico de los potenciales negocios entre Israel y sus vecinos árabes han ayudado a integrar al país hebreo cada vez más en Oriente Medio, donde mantiene relaciones fluidas e incluso amistosas con cada vez más naciones de su entorno, frente a la hostilidad del pasado.

 

«Ya no estamos en un Oriente Medio marcado por el conflicto árabe-israelí. La región es otra», valoró el jefe de la división para Medio Oriente del Ministerio de Exteriores israelí, Oded Joseph, en un encuentro con unos pocos medios internacionales con motivo del segundo aniversario de los Acuerdos de Abraham.

 

Aunque ningún otro país se ha adherido formalmente a estos pactos desde 2020, los lazos con Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Marruecos se han consolidado rápidamente en el terreno político y de seguridad en solo dos años, pero sobretodo en lo económico.

 

BAJO EL RADAR

 

En paralelo, se han producido avances «bajo el radar» con países como Arabia Saudita, Omán o Qatar, mientras se han distendido las relaciones con Jordania y Turquía, país no árabe pero muy influyente en la región. También hay «pasos» con naciones de mayoría musulmana como Mauritania o Indonesia, confirmaron fuentes diplomáticas.

 

«Cada vez más países ya no quieren seguir supeditando su influencia regional a un único asunto, la cuestión palestina», indicó Joseph sobre estos acuerdos, que modificaron el tablero geopolítico de Oriente Medio con un giro diplomático sin precedentes desde la creación del Estado de Israel en 1948, cuando contaba con enemigos en cada una de sus fronteras.

 

La mediación del expresidente estadounidense Donald Trump facilitó que EAU y Baréin se convirtieran el 15 de septiembre de 2020 en el tercer y cuarto país árabe en entablar relaciones diplomáticas con Israel -tras Egipto (1979) y Jordania (1994)-, a los que meses después se sumó Marruecos.

 

En el plano económico lleva la delantera Emiratos, cuyo comercio bilateral con Israel superó en los siete primeros meses de este año los 1.400 millones de dólares y se espera alcance los 3.000 millones, más del doble de los 1.200 millones de todo 2021, además de acometer inversiones millonarias.

 

Ambos países rubricaron en mayo el primer acuerdo de libre comercio entre Israel y un país árabe, que implica la retirada de aranceles a un 96 % de los productos y prevé un intercambio de 10.000 millones de dólares en cinco años.

 

«Vivimos una nueva era en nuestra región, con la creación de estabilidad y oportunidades», señaló la vicealcaldesa de Jerusalén y cofundadora del Consejo de Negocios Israel-EAU, Fleur Hassan-Nahoum, quien espera que estas cifras provoquen un «efecto dominó» y anime a socios de paz como Jordania y Egipto a explorar el potencial económico de la relación.

 

CAPACIDAD ECONÓMICA Y MILITAR

 

Israel, país que creció un 8,6% en 2021 y es puntero en alta tecnología, energías renovables o gestión de agua, representa un socio demasiado atractivo para ser ignorado por sus vecinos, que también valoran su potencial militar ante la amenaza compartida de Irán con la mayoría de las naciones del entorno con las que mantiene contactos.

 

De hecho, su capacidad militar es lo que más sedujo a Marruecos, con el que firmó en noviembre de 2021 un insólito acuerdo de cooperación en defensa, el primero de estas características que Israel sella con un país árabe.

 

Tanto el gobierno de coalición que sustituyó al ex primer ministro Benjamín Netanyahu, como la nueva administración estadounidense de Joe Biden dieron máxima prioridad a seguir expandiendo los Acuerdos de Abraham y dotarlos de contenido con la firma de numerosos memorandos de cooperación con los tres firmantes.

 

«No preveo que más países del Golfo se unan formalmente al marco de Abraham en un futuro próximo, aunque se están realizando negocios entre Israel y muchos de estos países. Sobre los países firmantes, creo que la relación seguirá creciendo con énfasis en sectores como inteligencia, tecnologías militar y cibernética, y tecnologías avanzadas para mitigar problemas ambientales y desafíos climáticos”, afirma el exoficial de la inteligencia israelí Avi Melamed.

 

Aunque todavía no ha logrado atraer a más países, Israel no oculta su predilección por sumar a Arabia Saudita, reticente a una normalización completa con la cuestión palestina encallada, pero sí dispuesto a abrir un diálogo en cada vez más cuestiones de «interés mutuo».

 

Con motivo de la visita de Biden en julio a Israel y Arabia Saudita, se anunció un acuerdo para que el reino saudita abra su espacio aéreo a todas las aerolíneas israelíes -hasta ese momento solo podían hacerlo las que volaban a EAU-, un paso aparentemente modesto pero muy significativo, fruto de una «diplomacia persistente» según EE. UU. Se espera que Omán tome esa misma determinación en los próximos meses.

 

El país hebreo y Qatar negocian estos días abrir una oficina de representación temporal israelí durante el Mundial de fútbol, otro pequeño paso de gran significado si se tiene en cuenta que el emirato -que no reconoce al Estado de Israel- es uno de los principales valedores de la llamada causa palestina y mantiene excelentes relaciones con el grupo terrorista islámico palestino Hamás, e incluso acoge desde hace años a su líder Ismail Haniyeh. EFE y Aurora