Algo más de dos años después de que los artículos de The New York Times y The New Yorker señalasen a uno de los productores más poderosos de la industria como un reconocido depredador sexual, Harvey Weinstein ha sido declarado culpable de agresión sexual y violación por un jurado popular compuesto por doce personas.

Según se indica en The Hollywood Reporter, Weinstein ha sido condenado por agresión sexual criminal en primer grado en base al testimonio de la ex asistente de producción de Project Runway, Miriam Haley, y de violación en tercer grado en base al testimonio de la aspirante a actriz Jessica Mann. El magnate se enfrenta a una posible condena de de cinco a veinticinco años por el primer delito y de dieciocho meses a cuatro años por el segundo.

El jurado, compuesto por siete hombre y cinco mujeres, no ha creído el testimonio de Annabella Sciorra, figura clave en el proceso ya que su testimonio hubiese condenado a Weinstein a prisión de por vida por una “agresión sexual depredadora”.

El 11 de marzo se conocerá la sentencia, pero este es solo el inicio de los procesos legales a los que el otrora intocable productor podría enfrentarse desde que se destapó el escándalo. Weinstein tiene también pendiente otra causa por abuso sexual y numerosas demandas civiles presentadas por mujeres que denuncian abuso y acoso.

Dos años han dado para mucho y, además de ver cómo la industria se deshacía de uno de sus más queridos productores, la sociedad entera ha empezado a abrir los ojos ante un problema que, al menos ahora, está en boca de todos. Movimientos como el #MeToo, la creación del fondo de defensa Time’s Up o la avalancha de casos destapados similares al de Weinstein cada semana, ha sido posible gracias a las mujeres que se han atrevido a contar que Hollywood (solo en particular) está plagado de monstruos fuera de la pantalla.