Durante la década de los noventa y en medio de su ascenso a la fama, el oscarizado actor hacía todo lo posible para que su mamá, Irmelin, no se enterara de su adicción al tabaco.

 

A estas alturas pocos desconocen que el actor Leonardo DiCaprio, quien además de por sus aclamados papeles cinematográficos se destaca por su activismo medioambiental, saltó a la fama en la década de los noventa y se convirtió rápidamente en un ídolo juvenil gracias a la combinación de su belleza y su talento en la actuación.

 

Lógicamente, los paparazzi y los fotógrafos de los eventos de la industria a los que asistía no estaban dispuestos a desperdiciar ni una sola oportunidad para fotografiarlo: una circunstancia que, para el joven DiCaprio, suponía un gran problema debido a que en esos tiempos ya era un fumador empedernido y, por otro lado, mamá Irmelin desconocía el nocivo hábito de su hijo.

 

Como recordó ahora el reportero gráfico Steve Eichner en una curiosa entrevista concedida al diario The New York Post, el actor se acercó a él en una ocasión, concretamente en el año 1994, para pedirle educadamente que no publicara una imagen que de él acababa de tomar y en la que aparecía saliendo de una tienda con Johnny Depp en la que habían comprado "tabaco y dulces".

 

El artista justificó precisamente su petición con el hecho de que su progenitora no era consciente de su condición de fumador.

 

"Leo se acercó a mí, me dio un toquecito en el hombro y me dijo: 'Oye, ¿me podrías hacer un favor y no usar esa foto? Esta noche puedes sacarme tantas fotos como quieras'", dijo el fotógrafo en relación con un acto público en el llamado Club USA en el que participaban los dos artistas.

 

"Cuando le pregunté qué problema había en esa imagen, Leo me contestó: 'Estaba comprando cigarrillos y mi mamá no sabe que fumo'", añadió en la misma conversación.