En México, únicamente el 18% de la población total de niños, niñas y adolescentes (NNA) migrantes internos asiste a la escuela, por lo que este grupo de población es el más excluido del sistema educativo nacional.
Ese es el primer hallazgo de la investigación ‘Logro educativo de estudiantes que asisten a escuelas para migrantes en México’, que realizaron académicos del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Al ser pocos los NNA que logran tener acceso a la educación formal, a decir del estudio entre un 14 y un 18% de la población potencial, ellas y ellos no ejercen la ‘igualdad de acceso’ (que debe ser igual para todos los niños con independencia de su origen social o cultural o de la situación económica de su familia), que es una de las tres condiciones que se deben garantizar a todos los niños, niñas y adolescentes para que exista una situación de equidad educativa (las otras dos condiciones son la ‘igualdad de supervivencia escolar’ y la ‘igualdad en el logro’).
El segundo hallazgo de la investigación es que, una escasa cantidad de alumnas y alumnos migrantes logran concluir la educación primaria. Asimismo, de entre quienes acceden al sistema educativo, muy pocos llegan a permanecer en él hasta completar al menos el tercer grado de secundaria, lo cual se aprecia en la poca cantidad de estudiantes que aplican las pruebas de la Evaluación del Logro referida a los Centros Escolares (ELCE) del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA); por lo que tampoco se cumple el principio de ‘igualdad de supervivencia escolar’.
En el tercer hallazgo queda en evidencia que tampoco se cumple con el principio de ‘igualdad en el logro’, pues los pocos NNA migrantes que culminan la educación básica no adquieren los mismos aprendizajes en comparación con otros alumnos que alcanzaron los mismos niveles en el sistema educativo.
En este apartado la investigación encontró que, en 2018, el 74% de las y los estudiantes migrantes de sexto grado de primaria presentó el nivel de logro educativo más bajo de los resultados del PLANEA-ELCE, en Lenguaje y Comunicación. Y en Matemáticas, el 79.7% de los estudiantes de escuelas primarias migrantes estaban en el nivel de logro más bajo.
En tercer grado de secundaria, en 2017, el 75.4% de las y los estudiantes migrantes presentaron, en Lenguaje y Comunicación, puntajes correspondientes al Nivel I (que representa un logro insuficiente); mientras que en matemáticas, el 91.5% de las y los migrantes estaban en ese mismo Nivel I.
Respecto a las brechas educativas, las escuelas para migrantes presentan los más altos niveles de alumnos en nivel insuficiente en las dos asignaturas evaluadas, cuando se comparan con los que asisten a otro tipo de escuelas: privadas, generales públicas, indígenas y comunitarias.
Los hijos de los jornaleros agrícolas migrantes
El doctor Carlos Rafael Rodríguez Solera, investigador del INIDE y uno de los realizadores del proyecto ‘Logro educativo de estudiantes que asisten a escuelas para migrantes en México’, dijo que este trabajo se enfocó en las condiciones educativas de las y los hijos de jornaleros agrícolas migrantes en México.
Abundó que la mayoría de los estudiantes migrantes son de Guerrero, que al vivir en algunos de los municipios más pobres del país (como Cochoapa el Grande) y donde las oportunidades laborales son mínimas, con el fin de mejorar sus ingresos y condiciones de vida emigran con su padres al norte, para trabajar en empresas agroexportadoras grandes de Sonora, Sinaloa y Baja California.
La mayoría de los niños se incorporan al trabajo de manera temprana al interrumpir su educación cuando están en tercero o cuarto grado, por lo que quedan en una situación de ‘analfabetismo funcional’ (incapacidad de utilizar las habilidades de lectura, escritura y cálculo de forma eficiente en las situaciones habituales de la vida). Esto se agrava con el hecho de que, al convertirse en jornaleros agrícolas como sus padres, van a quedar atrapados en un círculo de la pobreza, que ha pasado de generación en generación desde hace muchos años.