En el segundo día de charlas sobre el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para no tipificar como delito al aborto contó con la participación de los doctores Jorge Medina Delgadillo y Juan Pablo Aranda Vargas quienes compartieron sus reflexiones desde el punto de vista ético y filosófico.   

El primero en tomar el micrófono fue el Dr. Jorge Medina Delgadillo actual Director General de Innovación y Modalidades Educativas de la UPAEP quien inició por aclarar que si bien la Suprema Corte de Justicia de la Nación despenalizó el aborto esto no significa que ya es considerado un derecho pues para esto, se requiere de la intervención del estado para garantizar las condiciones al ciudadano que desee ejercer este derecho.

Este último hecho, dijo, es lo que sigue catalogando al aborto como “delito”, porque el estado no puede favorecer con los medios, con los recursos, el financiamiento de delitos.  

Y es que dijo, de acuerdo al Código Penal Federal, el aborto es considerado como un delito puesto que, si alguien hiciera abortar a una mujer sin su consentimiento, esa persona estaría cometiendo un delito al estar violentando la voluntad de un proceso natural.

Lo anterior por las posturas encontradas que existen a raíz del fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en torno a la despenalización del aborto, la no criminalización de la Mujer, y el reciente resolutivo respecto a la objeción de conciencia por parte del personal sanitario que pudiera reusarse a practicar un aborto.

La premisa mayor de este tema, destacó es la no criminalización de las mujeres y ser empáticos con las circunstancias que la llevaron a tomar esta gran decisión.

“Soy empático con las razones de quienes han pedido la despenalización del aborto. No se pena el aborto, pero de ahí a decir que es un derecho, es muy diferente, y justamente la SCJN no declaró el derecho a abortar, sino que no merece pena corporal la persona que llegue a cometer este acto”, expresó.

Aclaró que en Derecho, no a todo delito corresponde una pena, sino que ésta depende de la situación o circunstancia de que se trate. Y en el caso de las mujeres que deciden voluntariamente abortar, su situación es tan compleja que difícilmente sería un delito punible.

No obstante, dijo, “cuando un aborto ocurre la sociedad entera queda desnuda en su capacidad de empatía, de solidaridad, de subsidiariedad. Algo falló a distintos niveles, responsabilidades, la pareja, los padres, la educación, el propio estado. Muchas cosas se quedan al descubierto en la incapacidad de que muchas cosas pueden ser evitadas, muchos recursos que pueden ser implementados creativamente antes de llegar a una solución tan delicada y tan drástica”, expresó.

Por su parte, le Dr. Juan Pablo Aranda, profesor investigador en temas de Teología y experto en Ciencia Política, explicó que el aborto es un tema de sociedad, porque no solamente se habla del cuerpo de la mujer, sino también está involucrado el feto e incluso el hombre.

Con esto, contestó a los comentarios desatados en redes sociales por la presencia de más varones que mujeres en la programación de los conversatorios al decir que es prejuicioso pensar que el aborto es un tema únicamente de mujeres ya que el hombre también es parte del problema, sobre todo en una sociedad machista, como la que impera en México.

“Si sacamos de la ecuación a los hombres, estaríamos cometiendo un error, porque somos parte del problema”, acotó.

Por otro lado, abordó el tema bajo tres aspectos: los límites de la razón, la complejidad de definir a la persona y la democracia.

Empezó por aclarar que la ciencia tiene límites y tratar de resolver el tema del aborto desde el lenguaje de la ciencia es muy complicado toda vez que la ciencia solo puede resolver aquello que está presente en tiempo y espacio.

“No podemos caer en el juego de que todos se trata de la ciencia, porque el gran problema de utilizar la ciencia en este sentido es cosificar tanto a la mujer como al feto. Tenemos que aceptar que aceptar que definir cuándo el feto es persona es complejísimo, y escapa a la capacidad humana”, indicó.

Agregó que el ser humano es un sinfín de características y que la esencia precede la existencia, es decir los seres humanos somos puro devenir por lo que no puede ser caracterizado desde un punto funcionalista, ni definirlo hoy y para siempre.

Desde el aspecto de la democracia, sistema político que privilegia el diálogo y separa lo justo de lo bueno, indicó que es la razón que se discute en estos momentos si el aborto es un delito punible o no.  

“La democracia puede decir que esto no es un delito y eso no es bueno o malo, solamente es legal, pero la democracia al exigir diálogo, encuentro, pide que la sociedad se involucre en los temas que corresponden a la sociedad civil. Y a mi me parece que hemos olvidado esta distinción, necesitamos un diálogo. Nos aferramos a que todo vaya a la Constitución, y eso nos lo enseñaron los partidos políticos. No, no, la cosas no necesariamente tienen que ir ahí, lo que necesitamos es una ciudadanía que funcione, que tenga tolerancia y que permita el diálogo. El problema es que hemos dejado nuestro lugar como ciudadano y se lo hemos dejado todo a la ley. El aborto debe de ser un delito no punible, y la única forma para saber que no es un delito, es demostrar que el feto no es persona, y eso es imposible, porque es un límite que no sabemos”, indicó.

Finalmente, los ponentes invitaron a la sociedad en general a escuchar las diferentes posturas, a generar propuestas en torno al tema del aborto y a entablar diálogos sinceros para construir un México en el que nadie quede fuera.