Estudiante de Ingeniería en Biotecnología viajó al país asiático a cursar un semestre de intercambio pero más que crecer académicamente la transformó en lo personal por todo lo que allí vivió.

Movida por experimentar un cambio y salirse de los esquemas que hasta el momento conocía, Melisa Robles Guzmán eligió La India como lugar donde quería vivir su intercambio; la aventura empezó de camino al país asiático al hacer escala en Londres, donde tuvo su primer contacto con la cultura India: sus acompañantes vestían sus trajes típicos.

“Creo que ahí fue donde me cayó el veinte de que ya iba para la India. Al abordar el vuelo hacia Chennai, me doy cuenta de que hay muchísima gente y por lo mismo de lo condimentado de su comida, creo que el olor de la gente es muy fuerte y cambia mucho”, confesó.

Aunque eso fue nada comparado al caos que percibió al salir del aeropuerto de Chennai, “las calles de afuera del aeropuerto son muy pobres, la gente vive en la calle, no está pavimentado, hay vacas por todos lados, la gente maneja como loca. Parece no haber ningún orden”, relató la estudiante de Ingeniería en Biotecnología.

En Chennai, capital del estado de Tamil Nadu se encontraba el Vellore Institute of Technology (VIT), universidad que se convertiría en su casa de estudios por unos cuantos meses antes de que iniciara la cuarentena por COVID-19.

Allí, llegó el 28 de diciembre de 2019, unos días antes de que iniciaran sus clases, o eso era lo que creía, porque una vez que empezó a relacionarse con sus compañeros, se enteró que éstos le llevaban un mes de ventaja pues el semestre había comenzado un mes atrás y además, estaba por iniciar su periodo de exámenes.

“Hablé con los profesores, me dieron las diapositivas, y como hubo un puente lo aproveché para estudiar. Llegó el momento de mi primer examen y eran solo 5 preguntas abiertas, el cual yo contesté como lo hago en México: en una hoja las 5 preguntas con su respuesta, pero veía que los demás no dejaban de escribir. Hoja, tras hoja, tras hoja. Cuando me llegaron los primeros resultados, me fue bien mal y es que por pregunta abierta debía escribir 5 páginas”, compartió Melisa.

Para el siguiente periodo de exámenes sus notas mejoraron, pues ya le habían explicado la dinámica de las 5 páginas por pregunta y además ya había tenido la oportunidad de prepararse mejor y con más tiempo.

Con lo anterior, la joven estudiante, se dio cuenta de que el nivel académico con que iba por su formación en UPAEP estaba a nivel de cualquier institución, pues La India, es un país reconocido por sus avances en el área de la Biotecnología. Además de que ya había tenido la oportunidad de cursar un Faculty Led en Murcia, España, lo que le hizo comparar a los tres países.

“Comparando los tres países realmente México no se queda atrás, si lo comparo con España es algo muy similar y aunque allá me tocó gente que era muy buena; en México tenemos gente bien capacitada. Por otro lado, creo que puedo hablar muy bien de La India, allá la gente tiene muchos conocimientos. En términos académicos, aprendí muchísimo y eso que ni siquiera estuve todo el tiempo que debí haber estado por la contingencia”, expresó.

Para ese tiempo que ya se estaba adaptando a la dinámica académica de La India, llegó la cuarentena, todos sus amigos volvieron a sus lugares de origen y ella no pudo regresar de manera inmediata a México, por lo que tuvo que conseguir refugio con sus compañeros en la India.

Y es que previo que iniciara la cuarentena, el tema en la universidad era muy hermético. Ni en clases era tema de conversación como podría suceder en México.

“Fue un 15 de marzo que nos llegó el aviso de que se suspendían clases. Yo regresaba de un viaje a Bangalore, y me encuentro con que se adelantaban las vacaciones, pero yo no podía regresarme por la distancia. Me puse a buscar vuelos y no encontraba, mi papá me dijo que esperáramos pues quizá con el tiempo encontraríamos alguno. Pasó un mes, dos meses, nada, hasta que me puse en contacto con la Embajada de México en La india”.

En esos dos meses, Melisa vivió con la familia de un compañero del VIT que le dio asilo y aunque nunca le faltó comida ni techo ya se sentía incómoda por estar invadiendo su espacio.

“Ya tenía la espinita de regresarme, se dio la oportunidad de tomar un vuelo de emergencia y fue como regresé. La espera fue tediosa y frustrante. Sí fue una experiencia difícil, pero la forma en que pasó esta experiencia me hizo crecer aún más, porque realmente viví bajo circunstancias que nunca me esperé. Yo pensé que iba a cursar mis materias normal, que iba a terminar mi semestre normal y no, todo salió de una forma que nunca lo pensé. Sí agradezco la forma en que pasó, aunque no haya sido lo que esperaba y haya perdido el semestre. Es algo que voy a agradecer”, reconoció Melisa.

“La India te deja mucho más, la cultura, las personas, como extranjero te hace muy fuerte. Empecé a ver esas partes buenas que el intercambio me dejó. Me di cuenta de que no solo era ir a cursar las materias, era mucho más”, finalizó.