Pasaban de las tres de la tarde del 27 de enero pasado cuando en la Cafetería Central del ITESO se escucharon gritos que emitían jóvenes vestidas de negro y verde, en un intento de llamar la atención de quienes comían, trabajaban frente a sus computadoras o disfrutaban de un momento entre clases.

“¡Mario! ¡Papá! ¡Ana! ¡Mamá! ¡Hijo! ¿Dónde estás?”.

Este fue el arranque de un performance que pretendía llamar la atención y guiar a la comunidad universitaria hacia el Auditorio Pedro Arrupe, SJ, en donde minutos después se inauguró el Foro de Reflexión y Propuestas sobre las Desapariciones de Personas en Jalisco.

Pocos alumnos se unieron al contingente o se interesaron por ver lo que sucedía en el trayecto, que tuvo escalas en la Plaza Central y en el pasillo frente a la cafetería ubicada junto al Auditorio Pedro Arrupe, SJ, espacios en los que había montajes relacionados con la desaparición de personas.

Esa indiferencia es similar a la que permea al país y que llevó a gran parte de la sociedad a dar la espalda a esta realidad al tiempo que las cifras seguían incrementándose, como ejemplificó Luis Arriaga, SJ, rector del ITESO, en su discurso en la inauguración del foro.

Durante su intervención en el acto protocolario, Alejandra Nuño, directora del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, reconoció el trabajo de la comunidad universitaria para que el foro se llevara a cabo.

“El contexto no miente y nos urge a tener espacios de diálogo incluyentes, que sean críticos, propositivos y constructivos para transformar esta realidad. Esta es la razón por la que estamos aquí”, dijo.

Catalina Morfín, directora general académica del ITESO, señaló que esta casa de estudios no puede guardar silencio y convertirse en cómplice de las injusticias, y añadió que “esta universidad debe solidarizarse con las víctimas de esas injusticias y debe contribuir a que tengan voz. No hacerlo sería traicionar una de las exigencias del espíritu evangélico que nos inspira”.

La directora general académica mencionó que para transformar la realidad de manera eficaz “es necesario que la universidad exija, además de la libertad académica, una libertad incondicional de cuestionamiento y proposición que incluya un compromiso sin límite con la verdad”.

Robin Matthewman, cónsul general de Estados Unidos en Guadalajara, enfatizó la necesidad de enfrentar “esta barbaridad para eliminar este tipo de violencia, para garantizar la seguridad de la población, para dar a las víctimas un poco de paz”. 

Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, expresó su esperanza de que el foro ayude a trazar una ruta de trabajo conjunta para no solo hacer las tareas de búsqueda e identificación de las personas desaparecidas, sino también para garantizar a los familiares el derecho a la verdad, a la justicia y a que no se vuelvan a repetir estos hechos ni en Jalisco ni el resto del país.

“Los datos son demoledores respecto a la situación que estamos encarando. En estos primeros 13 meses de gobierno federal se registraron nueve mil164 denuncias por desaparición en nuestro país, de las cuales afortunadamente 43 por ciento de estas personas fueron localizadas, pero aún cinco mil184 personas están como desaparecidas”, mencionó Encinas, quien informó que Puebla se ha sumado a las entidades con mayor número de desapariciones en el país.

“No vamos a eludir nuestra responsabilidad y entendemos que va a ser un proceso de reconstrucción de las instituciones del estado y de las capacidades institucionales para poder responder de la manera adecuada a las familias. Vamos a hacer un esfuerzo adicional este año, toda vez que el presidente de la República nos ha instruido a que esta es la prioridad número uno del gobierno: la búsqueda en vida y post mortem y, al mismo tiempo, la identificación de las personas”, finalizó el subsecretario.

Antes de inaugurar el foro, Luis Arriaga, SJ, rector del ITESO, señaló que “desde hace más de una década, cuando comenzó la escalada de violencia en el país, en estados como Jalisco empezaron a aumentar las desapariciones, sobre todo de hombres y mujeres jóvenes. Ante nuestros ojos temerosos, comenzaron a aparecer colectivos de familiares, integrados casi siempre por mujeres que buscaban a sus seres queridos. Pocos y pocas oyeron su reclamo. Muy pronto, una penosa indiferencia nos paralizó como sociedad”.

El Rector destacó la importancia de la sensibilización previa a cada análisis y acción intelectual que se haga en el foro para “que nos lleve a solidarizarnos efectivamente con quienes son tocados de manera directa por el impacto de la desaparición. Desde nuestra conversión a un corazón compasivo queremos también contribuir a generar mayor solidaridad y trazar propuestas de solución”.

Al terminar el acto inaugural el Auditorio Pedro Arrupe, SJ, lucía lleno de personas que se niegan a que la indiferencia las paralice y dispuestas a escuchar y aportar.