La exposición en el MNA y en la SEP incluye los mal llamados “cráneo de Moctezuma II” y el “penacho de Cuauhtémoc”

 

El pergamino Carta topográfica de la Ciudad de México (1550) que resguarda la Universidad de Uppsala, Suecia, el mal llamado “cráneo de Moctezuma II” y el mal llamado “penacho de Cuauhtémoc” que pertenecen a colecciones de museos en Francia, son algunas obras que se exhiben en el Museo Nacional de Antropología con motivo de la muestra La Grandeza de México.

 

La exposición reúne 380 piezas, de las cuales 334 son nacionales, dos son repatriaciones y 44 corresponden a traslados temporales, éstas últimas solicitadas por Beatriz Gutiérrez Müller a El Vaticano y a otros países europeos.

 

“La exposición tiene dos sedes, ésta que tiene 380 piezas y la Secretaría de Educación Pública que tiene mil 145 piezas. En total son mil 525 piezas. Grandeza de México abarca un periodo muy amplio, pero es el espejo en el cual los mexicanos de ahora nos podemos ver en los orígenes de las regiones”, dijo Baltazar Brito Guadarrama, director de la Biblioteca Nacional de Antropología.

 

El investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) destacó el mapa procedente de Uppsala, documento que estudió Miguel León-Portilla y que es el primer mapa de la Nueva España en el que se muestran los orígenes urbanísticos y orográficos de la Ciudad de México, así como los nombres asignados a pueblos y a las actividades económicas después de la Conquista.

 

“Es el original y es un retrato del Valle de México, entonces es valioso para los estudiantes de los planos, mapas y códices antiguos porque todavía tiene la tradición de códice, se registraron los glifos de los nombres de los pueblos a la usanza antigua náhuatl tlatelolca”, detalló Brito Guadarrama.

 

Otros traslados temporales –que regresarán a Europa el 26 de abril cuando cierre la exposición–, son los mapas de la Biblioteca Nacional de Francia que datan de 1572: Mexico regia et celebris hispaniae novae civitas y Descripción de México y de las lagunas de sus alrededores, así como Americae nova tabula de 1635 y Plano de la famosa Ciudad de México de 1715.

 

    “Es una exposición que no tiene secuencia de años, las personas encontrarán piezas tan antiguas como un meteorito hasta obras de los muralistas”

 

“También muchos códices se habían solicitado, por ejemplo, el Códice Dresde pero era muy difícil traerlo (de Alemania) al país porque está puesto en dos vidrios y el movimiento del avión podría lastimarlo, entonces nos lo dieron digital, al igual que el Códice Ríos que dio El Vaticano. El Códice Borgia, nos lo dio El Vaticano en un facsimilar muy bien elaborado”, indicó el investigador.

 

Al país también llegaron dos piezas que causaron polémica en años anteriores: el penacho de Cuauhtémoc y el cráneo atribuido a Moctezuma.

 

El mal llamado Penacho se resguarda en el Museo Quai Branly-Jacques Chirac, es atribuido al siglo XVI y a la cultura mexica, y aunque es un objeto hecho con plumas y técnicas tradicionales indígenas, fue atribuido al último gobernante mexica para una mejor venta.

 

“Análisis realizados por especialistas mexicanos y europeos concluyeron que no se trata de un penacho y que tampoco perteneció a Cuauhtémoc e incluso se cuestiona que sea de factura mesoamericana”, aseveró Karina Romero, curadora.

 

Respecto al cráneo moderno atribuido a Moctezuma II, procedente del Museo Nacional de Historia Natural / Museo del Hombre en París, la investigadora narró que el diplomático Agustin Gheisbrecht llegó a México hacia 1838 como agregado de la Embajada de Bélgica y, sin saber de qué manera, adquirió un cráneo con la marca de una herida en la frente como la que supuestamente provocó la muerte de Moctezuma.

 

“En 1854 llegó a París y se realizaron estudios que demostraron que es un cráneo moderno y que un golpe no fue la causa de su muerte”, destacó Romero.

 

Otras obras de arte plumario del siglo XVIII en traslado temporal son los cuadros de Nuestra Señora de Belén, del Museo de las Américas en Auch, Francia; o el cuadro San Lucas y la Virgen, del Museo Quai Branly.

 

Múltiples identidades

 

Más que ser una muestra que recuerde la Independencia y la Conquista de México-Tenochtitlan, es una exposición que celebra las múltiples identidades del país, por ello, se divide en cuatro ejes temáticos: territorio como símbolo de arraigo, espiritualidad prehispánica y evangelización, configuración de las sociedades, y el simbolismo en el arte. 

 

Entre las piezas de diferentes museos del país, se exhibe un chimalli (escudo de plumas), la escultura de joven de élite de la cultura huasteca del 1450 al 1521 y cuadros de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Juan Soriano.

 

    “En Antropología las obras tienen a contar lo que fue una cultura arqueológica, en la sede de la SEP hay un diálogo con los murales”