La muestra reúne 29 piezas y se exhibe en la Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana, donde permanecerá hasta el 11 de julio

 

Que las personas vivan leyendo, viendo, escuchando y sintiendo las diversas expresiones artísticas, hace que se amplíe su visión del mundo y puedan tener herramientas de solución a problemas cotidianos, expresó la escultora Paloma Torres a propósito de la exposición El hilo de la tierra.

 

“En la medida en que enseñemos a las nuevas generaciones a ver con todos los sentidos, les estamos permitiendo que se apropien de este mundo, lo defiendan, lo cuiden, así como a que no se violente y no se llene de basura visual, etcétera”.

 

En entrevista, explicó que El hilo de la tierra reúne 29 piezas en la Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana, donde permanecerá hasta el 11 de julio. “Esta muestra te lleva a revisar lo que implican los espacios construidos por el hombre para ser habitados y cómo nos vinculamos con ellos, a través de obras en textiles y cerámica”.

 

“La obra en tela se compone por gobelinos, fieltros y petates bordados. Todas tienen que ver con el mapa y el territorio, así como con la acción de caminar como una situación de arte ya que, cuando caminas puedes transitar o habitar un espacio y crear tu territorio personal”; las piezas en cerámica, además de los mapas, representan planos con barro de Zacatecas intervenido; y hay un “bosque de columnas” compuesto por tres esculturas que miden desde 1.90 metros de altura, a los tres metros.

 

                -¿La noción de habitar un espacio se modificó a raíz de la pandemia?

 

La cuarentena resignificó nuestros espacios y nos enseñó a habitarlos, antes mi casa era un punto para llegar a dormir, vivía básicamente en el taller, salía, entraba, viajaba mucho… ahora que estuve en cuarentena habité de forma diferente el espacio, me apropié de él, supe cuáles eran las partes de mi casa donde podía estar para desarrollar ciertas actividades, etcétera.

 

“Lo mismo pasa en la ciudad, las calles son tan feas, tan anodinas y hay tanto ruido visual que las queremos pasar de largo, pero cuando empezamos a tener una mirada disidente sobre los espacios que recorremos, empezamos a apropiarnos de ellos y darles un significado distinto. El hilo de la tierra tiene que ver con qué tipo de raíces y personalidades nos dan los espacios”.

 

En la exposición, añade, está un gobelino titulado Camino a Puebla, el cual era una fotografía aérea de Ciudad Nezahualcóyotl, pero que decidió convertirla en gobelino porque al tomarla sintió que habían “aventado” un tapiz de concreto sobre las montañas, es decir, “era un hacinamiento de casas en donde la naturaleza es casi inexistente”.

 

“Decidí convertir mis fotografías en textiles porque comienzas a ver belleza donde la gente te dice que no hay. Tenemos que aprender a mirar de forma diferente porque no sabemos ver, pero el arte sí tiene esa propiedad”.

 

VOLVER A LAS CIUDADES.  Al término de esta pandemia vamos a habitar la ciudad sabiendo que el espacio exterior nos pertenece, que es parte de nuestro desarrollo, expresó Paloma Torres. “La ciudad es nuestro jardín, sobre todo para las personas que vivimos en departamentos”.

 

“Aprender a mirar es importante porque nos da perspectivas mucho más amplias de mundo y de los problemas que podemos tener en nuestro cotidiano, además de darnos la apertura de escuchar al de enfrente”