Estoy seguro que después de los años tan difíciles que hemos pasado, más temprano que tarde se hará la luz, añade el historiador Enrique Krauze en su conferencia en el Colnal
Por más oscuros que hayan sido los días revolucionarios, que lo fueron tanto, se vio la luz en 1921, se hizo la luz en tiempos de José Vasconcelos”, expresó el escritor Enrique Krauze (Ciudad de México, 1947) durante su participación en la conferencia El concepto de educación en José Vasconcelos, organizada por El Colegio Nacional y donde expuso su admiración por el ex titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
“Lo que Vasconcelos quiso legar, en 1921, a las generaciones futuras es una obra constructiva, creación por todas partes, libros, bibliotecas, edificios, aulas, murales, festivales, educación y cultura. Pero la palabra clave es fundar, crear, construir. Es muy emocionante pensar el modo en que México reaccionó en 1920 y 1921 después de la década más destructiva del país”, dijo.
Tras la Revolución Mexicana que costó un millón de muertos, añadió el historiador, “uno piensa que el país estaba cansado de matar y morir, que el país necesitaba crear, construir en paz. Esto es lo que entristece al comparar nuestro momento actual con aquella época de alegría creativa”.
El también Premio de Historia Órdenes Españolas enfatizó que los tiempos que hoy vive el mundo con la pandemia y los problemas sociales que existen en México no son distintos a los que había a inicios del siglo XX.
“No son muy distintos por su violencia, por la plaga que nos azota como azotó a México el tifo y la influenza, por el hambre, por la muerte, por los asesinatos, por la violencia y por la pobreza; por más difícil hayan sido esos años, se hizo la luz en tiempos de Vasconcelos”, afirmó.
Estoy seguro que después de los años tan difíciles que hemos pasado, más temprano que tarde se hará la luz, espero que lleguen tiempos a México, de reconstrucción, creación y fundación, añadió.
En su ponencia, Krauze definió a Vasconcelos como un caudillo más que un hombre institucional, además confesó que le prometió a Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990, una biografía de este personaje.
“Vasconcelos era un caudillo civil de México que lanzó su candidatura a la presidencia, perdió por buenas o no buenas mañas del Partido Nacional Revolucionario que estaba naciendo y se fue de México. El maestro de América nunca dio clases, el rector que diseñó el emblema y lema de la Universidad creía que las escuelas no son instituciones creadoras”, dijo.
Para el historiador, Vasconcelos basó su política en tres ejes: los libros, las artes y las aulas. Una de sus ideas iniciales fue traducir libros clásicos y distribuirlos gratuitamente en lugares públicos. Algunos títulos que se editaron fueron Enéadas, de Plotino; Divina Comedia, de Dante Alighieri; Quijote, de Miguel de Cervantes, además de obras de Lope de Vega y Shakespeare.
Krauze citó a Vasconcelos cuando éste señaló que para hacer una obra de verdadera cultura era necesario comenzar con los libros ya sea escribiéndolos, traduciéndolos o editándolos.
“Por primera vez México se sintió responsable de la publicación masiva de libros y se planteó la idea de formar una industria editorial. En 1920, México, país de 15 millones de habitantes, tenía apenas 70 bibliotecas, 39 de ellas públicas y cuando Vasconcelos dejó el ministerio había ya mil 916 bibliotecas y se habían repartido por todo el país 297 mil 103 libros. Había cinco tipos de bibliotecas: públicas, obreras, escolares, diversas y circulantes”, detalló.
Vasconcelos creía que la biblioteca complementa la escuela en muchos casos, la sustituye, y en todos los casos la supera, expresó Krauze.
“La idea, pensaba, nace en la soledad o en la lucha, en la congoja y en la dicha y nunca en la quietud de las aulas. Creó la figura de los maestros misioneros que llevaban la buena nueva del gobierno preocupado, no era una prédica de profesores sino un paquete de libros, se llevaban bibliotecas ambulantes, según Jaime Torres Bodet tenían 50 volúmenes en cajas de madera que podían acarrear en lomo de mulas a donde no llegaba el ferrocarril”, precisó.