Fue una mujer de gran inteligencia política, altruista y preocupada por la supervivencia de su tierra, y también luchó en la Segunda Cruzada, señala Eva García, quien presenta su reciente libro "Aquitania"
Leonor de Aquitania gobernó Aquitania, Francia e Inglaterra durante el siglo XII, fue una mujer de gran inteligencia política preocupada por la supervivencia de su tierra, fue una mujer altruista y una reina que luchó en la Segunda Cruzada. Los primeros años de su vida son narrados en la novela Aquitania, escrita por Eva García Sáenz de Urturi (España, 1972), ganadora del Premio Planeta 2020.
“La fascinación por Leonor parte de la documentación de mi anterior novela que también transcurría en el siglo XII. Me llamó la atención que la reina de Inglaterra cruzase con sus 70 años a caballo y en invierno Los Alpes, simplemente por dejar a la novia de su hijo y asegurarse que se casara y tener descendencia, aunque ésta no lo logró”, señaló la autora que participará este domingo 29 de noviembre en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
A partir de esa curiosidad histórica, García Sáenz empezó a leer biografías de Leonor. “Terminé fascinada no sólo por su figura, sino por todo el medievo aquitano, esa zona de Francia que estaba más avanzada y por esa cultura de respeto hacia el primer feminismo del siglo XII: el respeto hacia la dama culta”.
La autora destaca la inteligencia política de esta mujer del medievo, que en su edad adulta es recordada con victorias, sin embargo, en el libro editado por Planeta incluye las malas decisiones que Leonor tomó de niña, por ejemplo, la guerra que impuso a su marido contra el duque de Champaña al casar a su hermana con su cuñado.
“Todos esos errores son de los que aprende muy rápidamente de sus 13 a 27 años y después se le ve una reina regente y una reina consorte muy inteligente, centrada en la calidad de vida de sus vasallos lo cual me parece una idea nueva de gobernanza. Fue una persona muy influyente en sus siglos, una persona que reprendía a Papas, pero ellos le tenían gran cariño, además, acudían a ella muchísimos gobernantes y varones de toda Europa”, señaló.
— ¿Qué tanto determinó la supervivencia a la agilidad política durante el medievo?
— El medievo por ser un tiempo muy difícil, por ser un tiempo en el que según donde nacías, morías en esa clase social, es decir, el hijo de un zapatero o de un pescador de ostras tenía el 99 por ciento de posibilidades de que muriese así. Se sabía que en el medievo europeo el 90 por ciento de las personas no se movían más allá de 10 kilómetros, se mantenían en su pequeña aldea y se viajaba poco.
“Ese determinismo de que si has nacido reina, vas a morir reina, me parecía muy bonito de romper con el personaje Niño, un superviviente nato. En cuanto a Leonor, no la mueve la venganza, sino la supervivencia de Aquitania, el territorio que depende de ella, y la responsabilidad, porque sabe que si El Rey Gordo la casa con otro y no con su hijo, esos otros desmembrarían a Aquitania”, respondió.
Leonor se casa con el hijo del Rey El Gordo, de Francia, quien supone fue el asesino de su padre.
“Aquitania era codiciada porque era un territorio muy grande, tenía una lengua común y tenía unas leyes comerciales comunes. Leonor tiene la inteligencia política de imponerse al propio Rey de Francia al decirle: me voy a casar con su hijo, pero yo soy la duquesa de Aquitania y voy a detentar el gobierno y mi rey sólo será consorte de Aquitania”, narró.
Sobre el interés de García Sáenz en el medievo, externó que nació gracias a su padre.
“A los europeos nos fascina por lo cercano que nos resulta en casi todas las ciudades, al menos, en España, tenemos nuestro casco histórico medieval, estamos acostumbrados a convivir con un castillo que tiene mil años con abadías antiquísimas. Mi padre fue un niño entregado a los conventos para ser cura y antes de tomar los votos, él se salió pero mantuvo ese contacto con la iglesia y pude acceder a monasterios y libros que tenían mil años y de ahí vino mi fascinación, de tener un padre culto y estar rodeada de monumentos”, dijo.
La autora también mencionó que para escribir la novela tuvo que hacer un trabajo intenso de documentación y realizar viajes a los lugares donde estuvo Leonor, entre ellos, su tumba.
“Cuando acudí a donde está su tumba, después de estar dos años y medio sabiendo todo de ella, leyendo sus cartas y sabiendo como hablaba, el hecho de ver su estatua adyacente en su tumba fue una gran emoción aunque sus huesos ya no están ahí porque en la Revolución Francesa hubo un revisionismo histórico muy destructivo en cuanto a los reyes de Francia y los panteones fueron saqueados, es decir, hace tres siglos están perdidos sus restos”, comentó.