Frente ciudadano solicita a la Secretaría de Cultura y al artista que presenten el Plan Maestro y la Propuesta Conceptual para el Complejo Cultural / Indican además que se aclare entramado legal de derechos y ejercicio de presupuesto

 

El Frente Ciudadano para la Defensa y Mejora de Chapultepec pide a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto y al artista Gabriel Orozco se presenten el Plan Maestro, el Programa de Manejo actualizado y el Proyecto de ejecución del proyecto Bosque de Chapultepec: Naturaleza y Cultura, así como el convenio completo de colaboración entre la Secretaría de Cultura federal y Gabriel Orozco con el número SC/UAF/COLAB/164, mismo que fue citado por el artista en una réplica aclaratoria respecto a la información proporcionada por el frente el pasado 30 de septiembre.

 

En esta réplica dirigida a los medios y no al frente, “el C. Orozco señala que fue invitado al proyecto Chapultepec. El coordinador informa que, de acuerdo al convenio signado con la Secretaría de Cultura federal, su trabajo se obliga a dos entregables: dar una propuesta de Plan Maestro para el bosque y una Propuesta Conceptual para el Complejo Cultural Chapultepec. Mismos que, hasta el momento, se desconocen”, expresó Pablo Gaytán, miembro del frente, en conferencia de prensa previo a la cadena humana en defensa del orquideario.

 

“También demandamos que presenten el Plan Maestro y el Programa de Manejo actualizado. No queremos las maquetas de Orozco que ya anunciaron van a ser presentadas el siete de noviembre, queremos el diagnóstico y que fundamente el Plan Maestro y el Programa de Manejo actualizado con el Programa de Manejo del Bosque publicado en noviembre del 2006”.

 

Para la entrega de estos documentos se han establecido e incumplido tres fechas: 23 de agosto -dos semanas posteriores al anuncio del proyecto-, 13 y 23 de septiembre. No obstante, se anunció que los documentos serán presentados el siete de noviembre. “Esto exhibe que el C. Orozco no está cumpliendo con el convenio de colaboración. No ha entregado lo que él llama el Programa Conceptual y mucho menos el Plan Maestro”.

 

Otra cuestión preocupante, añade Gaytán, es la diversidad de nombres que tiene el proyecto ya que en el convenio de colaboración se llama Complejo Cultural Chapultepec y en la presentación simbólica fue llamado Proyecto Chapultepec: Naturaleza y Cultura, de igual forma que el proyecto Bodega Nacional de Arte, llamada así por el INBAL, fue renombrada Bodega Nacional de Archivos en el convenio de reasignación de recursos. 

 

“Estos equívocos son trascendentales cuando se suscriben los convenios; lo saben los artistas y colectivos culturales, quienes cuando firman uno de estos, ven que los administradores y abogados de la Secretaría de Cultura avisan muy decentemente a los implicados, que, de no coincidir el rubro con el gasto, estarán incurriendo en ilegalidades. Así, entonces preguntamos a la Lic. Frausto, la Dra. Sheinbaum y el C. Orozco; si estas pequeñeces semánticas ¿significan ilegalidad, en un convenio de colaboración en donde se involucran miles de millones de pesos? o ¿acaso hay distintas clases de convenios?”.

 

Dentro de la misma réplica, Gabriel Orozco señala que entre su persona y la Secretaría de Cultura no existe ningún tipo de relación laboral, subordinación, asociación o franquicia, a lo que el frente cuestiona: "¿Entonces qué consecuencias legales tiene un Convenio de Colaboración?, ¿es sólo un contrato informativo, inválido, un papel sin membrete? Y agregan que si no es Orozco quien recibe los 7 millones programados por el concepto Plan Maestro ¿quién los cobra y por qué existe ese rubro?”.

 

Respecto a las obras que se realizarán en ejecución del proyecto por terceros, Orozco puntualizó que deberán “ser consideradas obras por encargo de conformidad por el artículo 83 de la Ley Federal de Derechos de autor y sus reglamentos por lo que los derechos patrimoniales sobre los mismos serán propiedad de la secretaría, quedando a favor de sus autores los derechos morales correspondientes”.

 

“Esta cita parcial del convenio desinteresado del C. Orozco y sus amigos arquitectos significa, entre otras cosas, que la vuelta a su altruismo se valoriza económicamente en la divulgación (copyright) y derecho de modificación o derecho patrimonial de transformación. Así, de llevarse a cabo la construcción de los pabellones, como el Acústico o el Contemporáneo Mexicano, el ‘autor’ de la obra encargada a terceros, el artista y sólo él podrá dar permiso para que se ponga un clavo extra, se cambie el color del lugar, se instale algún escudo o membrete, etcétera”.

 

Lo anterior, explicó, significa que mantendrá garantizada de manera privada sus derechos sobre un espacio público, así como la captura de recursos públicos y espacio público por una persona o entidad comercial. Gaytán concluyó aseverando que no tiene facultad para gestionar ni ejercer presupuestos públicos, realizar contrataciones o asignar proyectos, como lo dice Orozco en su réplica.

 

“Frente a tal conclusión, afirmamos que, a confesión de parte, relevo de pruebas; ya que todos los datos públicos, las acciones y los testimonios del C. Orozco confirman precisamente lo contrario; sí está usando los recursos públicos, particularmente para edificar su Pabellón Contemporáneo Mexicano, el Pabellón Acústico, El PARCUR y la Bodega Nacional de Arte o Archivos”.