Jorge Carrión le dedica “Lo viral” a esta hipótesis, un antidiario de no ficción que reflexiona sobre el fenómeno social y mercantilismo de nuestros días.
¿Qué es lo viral? Es la pregunta que lanza el autor Jorge Carrión (Tarragona, España, 1976) en su reciente libro “Lo viral”, editado por Galaxia Gutenberg, un antidiario de no ficción donde el escritor reflexiona si el 2020 será el inicio del siglo XXI o porqué las marcas actúan como virus que se insertan en la mente de las personas.
Crónica presenta una entrevista con el también crítico literario y autor de “Contra Amazon”, a propósito de su participación en el Hay Festival Digital Querétaro 2020.
— ¿Estás convencido que el siglo XXI empieza con el COVID y no con la caída de las Torres Gemelas?
—No estoy convencido, por eso le dedico todo el libro a esa hipótesis. En realidad los siglos son construcciones absurdamente matemáticas si se tiene en cuenta que se toma, para ellas, como punto de partida un año mítico, una ficción.
“Pero es cierto que cada siglo tiene su espíritu y sus hitos históricos. ¿El del terrorismo es el de estos primeros años del XXI?, ¿hoy va a serlo la pandemia?”, responde.
Carrión escribe que vivimos en la época de mayor alfabetización de la historia de la humanidad, sin embargo, es en la que menos concentración dedicamos a discernir lo verdadero de lo falso.
—¿Cuál ha sido la falla del sistema educativo?
—Tal vez uno de los problemas educativos centrales es que los profesores y los alumnos hablan lenguajes distintos. Los profesores hablan en clásico y los alumnos en viral. Hay que encontrar puentes, traducciones, confluencias. Los profesores tienen que conocer a los youtubers más influyente y los alumnos tienen que aprender a concentrarse en la lectura de una buena novela o de un ensayo de cierto calado.
“Por supuesto es fundamental que los jóvenes reciban una cierta formación humanista y que todos dediquemos un tiempo a aprender la práctica y la ética de internet”.
—¿Qué emociones te motivaron a escribir “Lo viral”?
—“Lo viral” nació de la claustrofobia, del insomnio, del miedo. Me ayudó a encontrar la diferencia en días que se parecían demasiado entre sí. Su forma de cronología, desde noviembre hasta anteayer, intenta encontrar sentido a algo, esta pandemia, que tal vez no lo tiene.
—¿Qué pasaría si los libros se hicieran virales?
-Los libros virales, me temo, engordan la cuenta bancaria de sus autores y editores, pero ya no tienen una gran influencia política o social, como ocurría hasta hace poco. Pensemos en “Sapiens”, por ejemplo. Ya no son tiempos de manifiestos ni de libros revolucionarios. Una plataforma o una app tiene ahora más poder transformador.
—¿La viralidad nos define hoy en la cultura, en lo político, social y económico?
—La viralidad, que es una forma de la cantidad y de la cuantificación, define nuestro mundo cada vez más. Lo demuestra desde presidentes tuiteros con millones de seguidores, como Trump, hasta decisiones cotidianas, como ir a un restaurante o ver qué película según las valoraciones numéricas que encontramos en internet, pasando por los memes o los algoritmos que intermedian entre nosotros y el mundo, a través de cantidades asombrosas de datos y de cálculos cuyos cerebros no pueden comprender.
Jorge Carrión cuestiona ¿por qué en la época contemporánea nos empeñamos en convertir las grandes tragedias en nuevos comienzos?, y encuentra la respuesta en la siguiente reflexión: “el ser humano tiende hacia la percepción trágica de la realidad, por eso se producen para televisión muchos más dramas que comedias”.
Algunas referencias de libros que menciona el autor en su antidiario es “Historia de la guerra del Peloponeso”, de Tucídides, la primera descripción literaria de una pandemia: la peste que sacudió Europa en el siglo V a.C.
—¿Cómo llegas al libro de Tucídides?
—Durante el encierro me di cuenta de que tengo una biblioteca maravillosa. Digamos que no era obvio, porque a veces tantos libros suponían un problema de orden, de limpieza, de espacio. Ha sido genial redescubrirlos. No leí casi libros enteros, pero sí releí fragmentos, cuentos, poemas.
“Un día, ojeando ‘Sobre la naturaleza’, de Lucrecio, me encontré con las alucinantes páginas sobre la epidemia de Atenas. Busqué información en la red y descubrí que era una reescritura de Tucídides. Miré a ver si por casualidad tenía el libro, porque no lo recordaba y no lo había leído, y allí estaba, esperándome”, narra.
—Mencionas a la autora de Wuhan, Fang Fang, ¿has leído sus libros?
—En marzo y abril leí muchos fragmentos del diario virtual de Fang Fang, traducidos al inglés, y ahora he leído el libro, que acaba de publicar Seix Barral. Me parece un documento extraordinario, una crónica en tiempo real desde el corazón de la pandemia. Pero no es gran literatura. Paradójicamente habla sobre todo de la pantalla, de internet, de redes sociales, de vídeos, de haters. De lo viral.
—Hablas de un texto sobre series de televisión que llamas Telefreud…
—Es un proyecto de libro sobre series y cultura contemporánea, la segunda parte de Teleshakespeare, que en México publicó Tintable, y que no publicaré. He usado algunas de sus ideas en “Lo viral”. Ahora me interesan menos las series que las plataformas y sus algoritmos.