El quirófano y los médicos brujos del HOSPITAL SALVAVIDAS tienen espacio e instrumentos para no moverle una coma a los deseos presidenciales.

Entre vacunaciones de aigre y millones de mexicanos que se creen inmortales, después de este puente pasional se esperan colas en hospitales y panteones.

A Barrabás lo exoneran, a Jesús lo condenan y las instituciones no le dan garantías de probar su inocencia. 

Entraremos en Semana Santa. Cómo quisiéramos que Jesús, el de adeveras, no el Bocero, ni el de la Mañanera, sino Jesús el de Galilea, nos viniera a echar una mano.