Una investigación con moscas de la fruta halla un vínculo entre las enfermedades y la necesidad de dormir más.

 

Al parecer no eres una mosca de la fruta, pero el 60 por ciento de los genes de ese insecto pueden encontrarse en tu organismo y el de otros muchos mamíferos en una forma muy similar. De ahí que la Drosophila melanogaster (amante del rocío de vientre negro, en griego) se use tanto en investigaciones de procesos fisiológicos que tienen una contrapartida en humanos. Además, es barata, muy fértil, se reproduce a toda velocidad y a nadie –animalistas incluidos– le importa lo que se les haga.

 

Las sufridas moscas de la fruta acaban de protagonizar un experimento de científicos de la Universidad de Pensilvania, que han descubierto que estos humildes dípteros poseen un gen llamado NEMURI que incrementa su necesidad de dormir. El gen dirige la síntesis de una proteína antibacteriana: la secretan neuronas cercanas a estructuras del cerebro relacionadas con el sueño, e induce a un descanso prolongado y profundo después de sufrir una infección, lo que ayuda al organismo a recuperarse. Conclusión: la fortaleza del sistema inmune dependería en parte de dormir bien.

 

Dadas las similitudes genéticas entre las moscas de la fruta y los humanos, los autores del trabajo creen que los resultados podrían extrapolarse. Cabe recordar que alrededor del 75 por ciento de los genes que se sabe que nos causan enfermedades hacen lo mismo en las moscas, y que estas poseen más del 90 de los genes ligados al  cáncer en las personas.

 

El poder curativo del sueño

 

Los investigadores observaron que las moscas sin el gen NEMURI se despertaban más fácilmente y soportaban mejor la privación del sueño. También comprobaron que este gen se activa en los insectos a los que se impide dormir o que padecen infecciones bacterianas. La proteína que sintetiza aumenta la somnolencia de los animales infectados, hace más profundo su sueño y eleva su tasa de supervivencia en comparación con la de las moscas libres de bacterias.

 

Amita Sehgal, profesora de Neurociencia y directora del programa de Cronobiología de la Universidad de Pensilvania, indica que “aunque es bien conocido que dormir bien y la curación son procesos ligados, nuestro trabajo vincula directamente el sueño con el sistema inmune, y aporta una posible explicación de cómo la enfermedad incrementa la necesidad de dormir”.

 

En algunas especies de ranas y peces se han descubierto moléculas parecidas a la proteína cuya síntesis dirige NEMURI, pero no así en mamíferos. Hirofumi Toda, principal autor del estudio y alumno de Sehgal, afirma que “en la próxima fase de nuestro trabajo intentaremos averiguar de qué manera induce NEMURI al sueño”.