El nuevo documento analiza en profundidad lo que está sucediendo en el sistema climático terrestre. Varios investigadores españoles que han participado en la elaboración del informe nos explican sus conclusiones más relevantes.

 

El 9 de agosto se publicó la primera parte del sexto informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático por sus siglas en inglés) que trata sobre las bases físicas del cambio climático. Las otras dos partes, una dedicada a impactos y vulnerabilidad y otra a mitigación, serán publicadas a comienzos del año 2022.

 

Los informes del IPCC están concebidos para ofrecer una síntesis actualizada de toda la información científica relativa a cambio climático disponible hasta la fecha (en el presente informe se han revisado 14 000 publicaciones), de forma que pueda ser usada por gobiernos e instituciones de todo el mundo como base para tomar medidas de gestión. En este caso, una de las principales conclusiones de esta primera parte dedicada a analizar y proyectar los cambios en el sistema climático terrestre es clara: los cambios recientes en el clima son generalizados, rápidos y cada vez más intensos, y no tienen precedentes en miles de años.

 

“Ya no hay ningún margen de duda: el calentamiento observado está causado por las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de las actividades humanas”, ha explicado Yolanda Luna, jefa del centro de Formación de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en un seminario organizado por el CSIC en el que intervinieron cuatro autores españoles del informe del IPCC. Además, y puesto que la temperatura media global ya ha aumentado 1,1 °C con respecto a los niveles preindustriales, si se quiere limitar el calentamiento a 1,5 °C se necesitan reducciones muy rápidas y a gran escala de las emisiones.

 

En el caso de no poner ningún límite a dichas emisiones, las predicciones indican que a finales de siglo podríamos llegar a superar los 5 °C. ¿Qué pasará en caso de mantener las emisiones en niveles bajos o muy bajos? La experta recuerda que, incluso en esos escenarios de bajas emisiones, el sistema climático ya tiene una cierta inercia y es probable que a corto plazo el planeta se siga calentando, por lo que es esperable que en las próximas décadas la temperatura media global continúe en ascenso. Sin embargo, a medio plazo sí que podríamos contener el aumento por debajo de 1,5-2 °C, por lo que el clima que experimentaremos en el futuro depende de nuestras decisiones presentes.

 

Algo similar sucede en los océanos: “allí los cambios perdurarán durante años, son masas muy grandes que ya tienen su propia inercia”, ha explicado Sergio Henrique Faria, profesor del Basque Centre for Climate Change (BC3) y uno de los autores del informe del IPCC. “Por ejemplo, para el caso de la acidificación de los océanos, la bajada de pH va a seguir produciéndose a corto plazo en todos los escenarios. Eso sí, este proceso se podría detener a medio plazo si logramos mantener las emisiones en un nivel bajo o muy bajo. Y lo mismo pasa con el nivel del mar: el hielo se derrite y no hay vuelta atrás, así que hay que pensar en cómo nos vamos a adaptar a estos impactos”, añade el investigador, que también recuerda que algunos cambios podrían desacelerarse y otros podrían detenerse limitando el calentamiento.

 

Extremos climáticos

Uno de los capítulos del informe del IPCC hace referencia a los eventos extremos que, según las predicciones, serán cada vez más frecuentes y severos. “Se trata de un punto muy relevante: los cambios medios son importantes y tienen consecuencias, pero los principales impactos del cambio climático que se registran sobre las sociedades humanas están fundamentalmente relacionados con eventos de carácter extraordinario”, ha explicado Sergio Vicente Serrano, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y uno de los autores de dicho capítulo. Para la elaboración de este apartado se han tenido en cuenta seis tipos de eventos: extremos de temperatura, precipitaciones extremas, inundaciones, sequías, tormentas y eventos compuestos (coexistencia simultánea de distintos extremos).

 

El investigador aclara que en este apartado no se han analizado los incendios forestales puesto que “en muchos incendios entran en juego otros factores que no son los puramente meteorológicos: gestión del bosque, usos del suelo, medios existentes para hacer frente al fuego, etc. Por supuesto, las olas de calor y las sequías hacen que los fuegos se intensifiquen o sean más frecuentes pero esto se ha analizado con más detalle en otros capítulos dedicados a los impactos del cambio climático”.

 

El cambio climático en clave regional

Otra de las novedades de este sexto informe del IPCC es que analiza en profundidad lo que está sucediendo a nivel regional, incluyendo un atlas interactivo para visualizar la evolución de la crisis climática y los impactos futuros y que ha sido elaborado por un equipo de investigadores vinculado al CSIC.

 

“Se han considerado 45 nuevas regiones terrestres, tanto oceánicas como continentales”, explica Francisco Doblas Reyes, investigador del Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS). “Además, no solo se han considerado regiones climáticas tradicionales como la mediterránea, sino que se ha incorporado el conocimiento asociado a las ciudades, que actúan como puntos calientes del cambio climático”.

 

“El atlas ha sido concebido para ser algo más que uno colección de mapas, pues pretende ofrecer una síntesis práctica de toda la información disponible para cada región”, explica José Manuel Gutiérrez, director del Instituto de Física de Cantabria (IFCA, CSIC-Univ. Cantabria) y coordinador del atlas. El investigador explica que esta herramienta tiene dos componentes: una aplicación que ofrece todos los datos y modelos climáticos regionales para una serie de índices y variables atmosféricas, y una segunda componente que será presentada a finales de septiembre y que muestra información de síntesis, fácil de entender a nivel de usuario y que facilite la toma de decisiones para cada región.

 

Las diferencias regionales son un aspecto muy importante para entender el impacto del cambio climático. Por ejemplo, si la temperatura media global se está incrementando y además está subiendo el nivel del mar, una duda que puede surgir es que todo esto debería conducir a un aumento en las precipitaciones. “Efectivamente esto es así: la precipitación media se ha incrementado a nivel global, pero existen diferencias regionales muy notables”, indica Sergio Vicente Serrano. “Por ejemplo, la evaporación se ha incrementado en áreas oceánicas o continentales con elevada humedad, pero no en las zonas áridas. Pero, aunque la evaporación se incremente a nivel global, los procesos regionales son muy complejos y esto se traduce en diferencias muy notables que no solo dependen de las temperaturas, sino de feed backs entre superficie y atmósfera, del desigual calentamiento de zonas oceánicas y continentales, etc.”.