A diferencia de los adultos mayores, los efectos secundarios leves de la vacuna contra COVID-19 son más intensos en jóvenes, aunque ceden después de algunas horas.
Primero es la euforia. Después de meses de aislamiento, medidas extremas de higiene y una histeria compartida en casa para evitar que una infección de COVID-19 alcance a alguien, parece que recibir una vacuna es lo mejor que nos pudiera haber pasado. Y en gran medida sí lo es: en el nivel más amplio, es un paso poderoso para ver el fin de la pandemia. En el más inmediato, pocas horas después empiezan los efectos secundarios —y el éxtasis inicial se vuelve cuestionable.
¿A todos les pegan igual los efectos secundarios?
A pesar de que a priori lo normal sería que los efectos secundarios se manifestaran con más severidad en las personas mayores, los jóvenes de todo el mundo han padecido diarrea, confusión, dolores de cabeza, fiebre, dolor de articulaciones e incluso vómitos están entre los más comunes. Un estudio reciente publicado en The Lancet asegura, incluso, que las personas más jóvenes, las mujeres y pacientes recuperados de COVID-19 son mucho más propensos a sufrir estos síntomas después de alguna de las dosis —o ambas.
De acuerdo con Stephanie Gras, inmunóloga de la Universidad de La Trobe, estas reacciones son “realmente normales” y no duran mucho:
“Sabemos que los efectos secundarios no son algo muy agradable, pero en realidad son una muy buena señal de que su sistema inmunológico está funcionando”, explica la experta.
El estudio consideró a más de 627 mil personas que recibieron la primera o la segunda dosis en el Reino Unido. Todos los participantes recibieron las alternativas de Pfizer o AstraZeneca. De acuerdo con la encuesta, la mayor parte de los efectos secundarios aparecieron dentro de las 24 horas posteriores a la aplicación, y se fueron haciendo más leves en las 48 horas siguientes.
Cada cuerpo es diferente
La respuesta inmune de cada organismo define la gravedad de los síntomas. En general, los investigadores dividieron los efectos secundarios en dos categorías: locales y sistemáticos. Los primeros corresponden a las reacciones que se manifiestan cerca de donde se aplicó la vacuna. Los segundos hacen referencia a los que afectan a todo el cuerpo.
Entre los síntomas locales, el enrojecimiento de la piel, el dolor en el brazo y la hinchazón son frecuentes. Así también, puede generar picazón e inflamación de los ganglios en las axilas. En el caso de los sistemáticos destacan la fatiga, migraña, escalofríos, diarrea y náuseas. Finalmente, aún en los más jóvenes, el organismo se está defendiendo contra una infección leve de COVID-19.
En el caso de la vacuna de Astra Zeneca, es mucho más común sentir los síntomas tras la primera dosis. En el caso de Pfizer, sin embargo, es probable padecer de efectos secundarios después de ambas dosis. Más aún, las consecuencias graves son muy raras, como el síndrome de Guillain-Barré y la inflamación del corazón. A pesar de ello, según la cobertura de National Geographic, sólo habría que buscar atención médica si estos síntomas continúan después de los dos días de recibir alguna dosis.