Buenas noticias: un estudio preliminar demuestra que las personas recuperadas y las que recibieron la vacuna de Pfizer o Moderna, pueden neutralizar las variantes más peligrosas de COVID-19.

 

Cada vez conocemos mejor a las variantes más peligrosas de COVID-19, identificadas en el Reino Unido, Brasil, California y Sudáfrica. Los estudios preliminares muestran que todas poseen una mayor capacidad de contagio y en el caso de la variante británica y una de las brasileñas, la evidencia sugiere que son más letales que el resto.

 

La identificación y vigilancia de estas variantes es fundamental para entender cómo podrían cambiar el rumbo de la pandemia y la principal preocupación al respecto se basa en un escenario catastrófico: la posibilidad de que sean capaces de burlar al sistema inmune y producir una enfermedad grave, incluso en las personas recuperadas de COVID-19 o vacunadas.

 

Un nuevo estudio dirigido por el Instituto de Inmunología de la Jolla, en Estados Unidos, descubrió que más allá de los anticuerpos (la primera línea de defensa contra el virus, cuyos niveles suelen descender al cabo de pocos meses después de cursar la infección), la respuesta inmune montada por las células T es duradera y capaz de neutralizar a las diversas variantes de COVID-19 descubiertas hasta el momento.

 

Las células T son una clase de glóbulos blancos que forman parte de la respuesta inmune a largo plazo (el sistema inmunológico adaptativo), y se encargan de recordar los virus que se han combatido previamente y neutralizarlos en caso de su reaparición.

 

La investigación se basó en el análisis de las células CD4+ y CD8+. Mientras las primeras se encargan de coordinar y potenciar la respuesta inmune, los linfocitos CD8 produce sustancias que bloquean la replicación del virus y tiene la capacidad de matar las células del organismo contagiadas.

 

El estudio evaluó los niveles de estos linfocitos en dos grupos de personas: aquellos que se habían contagiado previamente de COVID-19 y ya se habían recuperado, y otro grupo de que habían recibido el esquema completo de alguna de las dos vacunas basadas en una plataforma de ARN mensajero (Pfizer/BioNTech o Moderna).

 

La investigación concluyó que ambos tipo de células T mantuvieron niveles idénticos ante la presencia de las cuatro variantes de COVID-19 y por lo tanto, formaban parte de una respuesta inmunitaria efectiva y duradera contra ellas.

 

A pesar de los esperanzadores resultados, el estudio detalló que las células T no son capaces de evitar una infección; sin embargo, la sólida respuesta inmune provocará una enfermedad muy leve o asintomática.