Un nuevo estudio realizado en Alemania sugiere que el polen aumenta el 44 % de contagios por COVID-19, particularmente durante primavera.

 

El cambio de estación de invierno a primavera, entre otras cosas, provoca que los niveles de polen se eleven. Para aquellos con mucosas respiratorias sensibles, ésta es una mala noticia: podría ser que este fenómeno natural inherente al mes de marzo provoque mayores tasas de infección por SARS-CoV-2.

 

44 % más contagios a raíz del polen

 

No son pocas las personas que padecen de alergias de moderadas a severas cuando el polen prolifera en el aire. Si bien es cierto que las temperaturas se elevan con la llegada de la primavera, también lo es que las vías respiratorias sufren los efectos de la polinización.

 

Un nuevo estudio de la Universidad Técnica de Munich y el Helmholtz Zentrum München, en Alemania, sugiere que este fenómeno podría aumentar las infecciones por COVID-19. En 2020, el brote de la pandemia coincidió con la temporada en la que los árboles rebosan en polen, particularmente en el hemisferio norte. Un repunte similar podría presentarse de nueva cuenta.

 

La investigación recopiló datos sobre las concentraciones de polen en el aire, las condiciones climáticas y las infecciones por SARS-CoV-2, así como el total de pruebas positivas en 31 países. Según los resultados obtenidos, el polen en el aire aumenta un 44 % la variación de contagios, así como la humedad y la temperatura ambiente.

 

Una razón más para usar cubrebocas

 

Es común que, con el alza en las concentraciones de polen, las personas estornuden más. A la par, el sistema inmune se debilita, lo que puede generar tos y diversos tipos de gripas. Esta falta de fuerza inmunitaria podría ser la vía para que el virus ingrese al cuerpo, y aumente los contagios en esta época del año.

 

Para evitar que las personas —particularmente en exteriores o espacios públicos— inhalen partículas de polen, los investigadores sugieren enfáticamente el uso del cubrebocas. No sólo inhibe el paso del polvo a las vías respiratorias, sino que frena la propagación del virus:

 

“No se puede evitar la exposición al polen en el aire”, dice Stefanie Gilles, la autora principal del estudio. “Las personas en grupos de alto riesgo deben, por lo tanto, estar informadas de que los niveles altos de concentraciones de polen en el aire conducen a una mayor susceptibilidad a las infecciones virales del tracto respiratorio”.

 

La respuesta a qué pueden hacer las personas vulnerables para protegerse, según Gilles, es sencilla. Además de evitar estar en situaciones que les expongan a eventos supercontagiadores, el uso de mascarilla es una muy buena barrera para evitar caer enfermos.