Cada vez hay más evidencias que relacionan la aparición de priapismo, una condición que causa erecciones largas y dolorosas, con COVID-19 grave.
Además de la reacción hiperinflamatoria que produce el organismo como mecanismo de defensa ante la invasión de COVID-19, otra de las complicaciones asociadas a una infección grave de coronavirus es la formación de trombos, que provocan anomalías en el flujo normal de la sangre.
La trombosis relacionada con el SARS-CoV-2 ocurre cuando el virus se filtra al endotelio vascular (las células que tapizan los vasos sanguíneos) y provoca una inflamación. No obstante, aún queda mucho por saber sobre los problemas de circulación relacionados con COVID-19.
Tal es el caso del priapismo, una condición en la que la sangre que fluye a través del cuerpo cavernoso del pene se quede atrapada en él, provocando erecciones dolorosas que pueden mantenerse hasta por cuatro horas.
La descripción de dos casos distintos de priapismo en adultos mayores enfermos de COVID-19 alertó a la comunidad científica, para buscar una relación entre esta condición y una manifestación grave de coronavirus.
Los dos casos documentados ocurrieron en los Estados Unidos y Francia durante el verano pasado. En el primer caso, se trató de un hombre de 69 años que ingresó a urgencias tras una semana de tos, dificultad para respirar y debilidad en general.
El paciente fue tratado durante diez días con dexametasona y una vez que empeoró, requirió de ventilación mecánica. Los doctores observaron la aparición del priapismo y después de distintos intentos para regular el flujo de sangre, tomaron la decisión de extraer la sangre del cuerpo cavernoso del pene con una aguja para liberar la presión.
En el segundo caso, un hombre francés de 62 años ingresó al hospital con un cuadro de COVID-19 grave y al igual que el primer caso, fue intubado una vez que sus síntomas fueron más severos y su concentración de oxígeno en la sangre disminuyó considerablemente.
De la misma forma que con el paciente estadounidense, el priapismo provocó una erección que se prolongó durante cuatro horas y fue necesario realizar el mismo procedimiento que en el primer caso para regresar el flujo sanguíneo del cuerpo cavernoso del pene a la normalidad.
Y aunque aún no está del todo claro el mecanismo que produce la formación de coágulos en algunos pacientes graves, la evidencia ha llevado a utilizar dosis bajas de medicamentos anticoagulantes en las personas que cursan COVID-19 grave, una recomendación secundada por la OMS a finales de enero de 2021, únicamente para personas hospitalizadas.