Las variantes más contagiosas del virus obligan a mejorar la calidad de los cubrebocas que usamos en situaciones de riesgo. Aquí una guía de cómo hacerlo.

 

La situación de la pandemia de Covid-19 es cambiante. Lo que hoy es una certeza, mañana puede quedar superado ante evidencia más completa. De ahí que los estudios sobre inmunidad ofrezcan resultados dispares conforme pasa el tiempo, o que la investigación y experiencia empírica consideren algunos fármacos mejores para disminuir los efectos del virus sobre otros: así funciona la ciencia y la producción de conocimiento científico.

 

En el caso de las distintas variantes de Covid-19 que han aparecido en los últimos meses, la evidencia de que la cepa B117 descubierta en Inglaterra puede resultar hasta 50 % más contagiosa, mientras la 501Y.V2 de Sudáfrica se asocia con una mayor carga viral, demuestran su potencial para aumentar la transmisión y convertirse en las variantes dominantes a nivel mundial en el futuro próximo.

 

De ahí que utilizar cubrebocas más efectivos sea un imperativo para reducir los contagios y las hospitalizaciones, especialmente en espacios públicos y mal ventilados, como el transporte público o el supermercado, pero… ¿cómo hacerlo y cuáles son más eficaces contra las cepas más contagiosas de Covid-19?

 

Una cuestión de filtros

 

A mediados de enero, el estado alemán de Baviera anunció que los únicos cubrebocas válidos en lugares públicos eran los FFP2 (piezas faciales filtrantes de categoría 2), un tipo de mascarilla quirúrgica que según las normas europeas, es capaz de filtrar al menos el 92 % de partículas presentes en el aire.

 

Una semana más tarde, Francia emitió una recomendación a sus ciudadanos para que dejaran de usar los cubrebocas de tela caseros y en su lugar, se utilizaran únicamente mascarillas FFP2 y mascarillas quirúrgicas (las típicas azules y desechables). Esta medida fue replicada por Austria, donde desde el 25 de enero, está prohibido entrar a tiendas o viajar en el transporte público sin un FFP2 en todo el país.

 

Estas medidas levantaron polémica debido a la dificultad para adquirir cubrebocas que cumplan con esa especificación y el costo que implica para las familias más desfavorecidas; sin embargo, la evidencia científica demuestra que el uso de una FFP2 o similar en espacios públicos cerrados y mal ventilados ofrece una mejor protección que un cubrebocas de tela.

 

FFP2, N95, KN95… ¿Qué cubrebocas usar y en qué momento?

 

Los diversos nombres y modelos de cubrebocas pueden llegar a ser un dolor de cabeza; sin embargo, el primer paso para salir de la confusión es saber que estamos ante tres idiomas distintos:

 

Mientras que las FFP (que se dividen en FFP1, FFP2 y FFP3) responden a una norma europea, la clasificación N (como los N95 y N99) corresponde a la norma estadounidense del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés) según el porcentaje de partículas que son capaces de filtrar.

 

No obstante, los FFP y las N no son los únicos cubrebocas utilizados durante la pandemia.

 

En México, lo más parecido a los cubrebocas FFP2 según la norma europea son las mascarillas KN95, un modelo fabricado en China de uso no médico, que imita la eficiencia de la famosa N95 (de grado médico) y puede alcanzar hasta un 95 % de filtración.

 

Y aunque la ausencia de regulación nacional ha favorecido la creación de un mercado ilegal con productos que no cumplen las normas chinas, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) realizó un listado de los fabricantes y modelos aceptados durante la emergencia sanitaria.

 

¿Cómo reconocer un cubrebocas KN95 original?

Aunque puede parecer una tarea imposible, existen algunas señales de que los cubrebocas chinos poseen la certificación correspondiente y por lo tanto, se trata de productos genuinos:

 

En primer lugar, estos cubrebocas deben incluir la leyenda GB2626-2006, el estándar del Servicio Nacional de Acreditación de China para la Evaluación de la Conformidad (CNAS) impresa a un costado del cubrebocas y en el empaque.

 

Los cubrebocas deben las letras “KN95” impresas, empaquetarse individualmente y contener un certificado que incluye su fecha de producción, el material con el que están hechos y la leyenda de que se trata de una mascarilla no médica. Este certificado no debe poseer sello alguno de la FDA u otro organismo estadounidense.

 

Una alternativa fiable a los cubrebocas KN95 de alta eficiencia es su similar surcoreano, el modelo conocido como KF94. Este cubrebocas es un híbrido del KN95 y las mascarillas de tela más largas, de modo que ofrece el mismo nivel de protección que su contraparte china y debido a que es menos conocido, aún no existen réplicas de baja calidad en el mercado ilegal.

 

¿Funciona utilizar dos cubrebocas?

 

Si no hay oportunidad de utilizar un cubrebocas que cumpla con las características anteriores, es posible alcanzar un grado similar de protección combinando un cubrebocas quirúrgico común con uno de tela, con la mascarilla quirúrgica como capa interna y la casera hacia el exterior.

 

Con esta combinación entre materiales y capas, el 80 % de filtración que ofrece un cubrebocas quirúrgico y el 50 % que ofrece una mascarilla casera mejoran notablemente su eficacia.

 

¿Cuáles son las situaciones de riesgo para usar la máxima protección?

 

El descubrimiento de nuevas variantes más contagiosas de Covid-19 no debe ser motivo de preocupación o miedo, sino información valiosa para saber cuándo reforzar las medidas para evitar contagios.

 

En términos generales, el comportamiento de las variantes del SARS-CoV-2 es idéntico en cualquier caso: el virus entra al organismo a través de la boca, los ojos o la nariz en forma de gotículas que las personas enfermas expulsan al hablar, exhalar, toser o estornudar.

 

Además, en algunos lugares cerrados donde la ventilación es pobre y resulta imposible mantener un par de metros de distancia entre personas, es probable que algunas gotículas más pequeñas (conocidas como aerosoles) se mantengan flotando durante al menos media hora y ocurran contagios aún con sana distancia, lo que se conoce como transmisión aérea.

 

Es en estos sitios –como un salón de clases, una oficina, el supermercado o un vagón de metro– donde se debe acudir con la mejor protección disponible. Los espacios abiertos como avenidas con banquetas amplias, parques y bosques suponen un riesgo muy bajo de contagio y en estos sitios basta con utilizar un cubrebocas de tela y mantener la distancia.

 

También es momento de restar atención a las superficies y la limpieza de zapatos, objetos exteriores, paquetes y alimentos. La evidencia científica demuestra que no hay necesidad de desinfectarlos de forma obsesiva; basta con lavarse las manos frecuentemente y mantener las medidas ya conocidas para evitar un contagio.