LOS HUMANOS SEGUIMOS EVOLUCIONANDO Y UNA DE LAS PRUEBAS MÁS RECIENTES ES LA AUSENCIA DE MUELAS DEL JUICIO EN LAS ÚLTIMAS GENERACIONES.

 

Por más extraño que resulte, la evolución humana no se detiene. Este intrincado proceso de acierto y error, de mutaciones y adaptabilidad se ha mantenido durante cientos de miles de años en todas las especies y los Homo Sapiens del siglo XXI no son la excepción.

 

Además de la desaparición de partes del cuerpo como el palmar largo, el coxis (que antes era el principio de la cola) o la tercera membrana en el párpado de los ojos, la dieta humana está cambiando radicalmente los dientes con los que masticamos para empezar el proceso de digestión:

 

Un nuevo estudio de la Universidad Flinders en Australia confirmó que son cada vez menos los niños que nacen con muelas del juicio, los terceros molares que en la mayoría de las personas aparecen  al inicio de la vida adulta y suelen causar visitas al dentista para su extracción.

 

Esta tendencia se está acelerando a causa de la selección natural y los científicos estiman que está ocurriendo más rápido ahora que en los últimos 250 años, pero…

 

¿POR QUÉ TENEMOS MUELAS DEL JUICIO SI YA NO SON ÚTILES?

 

Antes de la agricultura, el descubrimiento del fuego y la creación de grandes ciudades, la vida para nuestra especie era muy distinta. La alimentación se basaba en las frutas y raíces disponibles, además de algunas hojas y tallos. La carne se consumía cruda y aunque parezca contradictorio, resultaba más sencilla de masticar que la mayoría de hojas y raíces.

 

El abandono del vegetarianismo por una nueva dieta omnívora provocó una serie de cambios que distinguieron a los homínidos más avanzados de sus antecesores. Cuando el Homo erectus comenzó a comer carne y a utilizar herramientas de piedra para cortarla, la alimentación se hizo más blanda, con bocados más fáciles de triturar.

 

Este pequeño pero significativo cambio, disminuyó tanto el número de veces que se tenía que masticar, hasta la fuerza que imprimía la mandíbula al triturar la comida en la boca.

 

Con el paso del tiempo, las caras cortas y mandíbulas más pequeñas se convirtieron en la regla en los primeros humanos, una herencia que acompaña a nuestros genes hasta la actualidad.

 

EL CAMBIO DE ALIMENTACIÓN HUMANA Y LA EVOLUCIÓN

Después de miles de años, los efectos de este cambio drástico en la alimentación humana son cada vez más evidentes.

 

La invención del fuego y la cocina hace unos 500 mil años provocó una transformación permanente en la alimentación humana, que confirmó la tendencia evolutiva: la dentadura que alguna vez estuvo dispuesta para triturar hojas, raíces y carne cruda, ahora debía ser eficiente para masticar una dieta completamente blanda, con alimentos cocidos y suaves.

 

Esta lógica se mantiene hasta la actualidad y en caso de seguir durante otros miles de años, lo más probable es que tal y como ocurrió con la tercera membrana del ojo, la cola que se desprendía del coxis o el palmar largo, las muelas del juicio desaparezcan completamente de los libros de anatomía humana y se conviertan en una evidencia más de la evolución de nuestra especie.