¿ESTARÍAS DE ACUERDO EN CONVERTIR LA MITAD DEL PLANETA EN UNA RESERVA NATURAL INACCESIBLE PARA LOS HUMANOS? UN AMBICIOSO PROYECTO PRETENDE HACERLO REALIDAD.

 

Hace algunos siglos, el mundo aún era un sitio inexplorado. Las historias fantásticas de mares con monstruos implacables y guardianes del bosque partían de la idea de que el planeta era un sitio vasto y completamente desconocido: más allá de las dimensiones humanas, del recorrido a caballo o en barco, el mapa de las culturas antiguas estaba compuesto por más misterio e imaginación que certezas.

 

Con el paso del tiempo y el desarrollo de la tecnología, el mundo se reveló a sí mismo. Los pueblos de cada continente entraron en contacto, la población global creció exponencialmente y las concentraciones dieron paso a ciudades. Las carreteras, vías aéreas y marítimas hicieron cotidiano lo inexplorado, mientras la actividad humana se extendió por casi todo el globo.

 

Actualmente, las áreas naturales protegidas son el último espacio que nos queda para salvar la biodiversidad y con ella, el equilibrio del planeta.

 

No sólo se trata de la conservación de cientos de miles de especies: el aire, agua, los alimentos y todos los recursos naturales que consumimos dependen de un frágil equilibrio ecológico que debido a la actividad humana, está a punto de alcanzar un punto de no retorno.

 

Y aunque se calcula que cerca del 15 % del planeta es parte de un área natural protegida, los científicos consideran que este porcentaje está muy por debajo del mínimo indispensable para evitar una catástrofe ecológica de escala global.

 

Desde hace algunos años, cada vez más expertos contemplan una posibilidad que al principio parecía idílica, pero ha demostrado su solidez y beneficios en distintos estudios científicos: convertir el 50 % del planeta en una reserva natural.

 

Lo que empezó como un deseo del conservacionista y biólogo estadounidense E.O. Wilson tomó forma en los últimos años a partir del interés de científicos, conservacionistas y grupos ecologistas, que comenzaron a investigar distintos escenarios en los que convertir la mitad del planeta en una reserva natural sería posible.

 

La propuesta se materializó en el Half Earth Project, una iniciativa impulsada por E.O. Wilson que rápidamente ganó seguidores y reúne esfuerzos de divulgación, investigación y hasta un mapa geoespacial que espera servir como punto de partida para hacer de esta una discusión internacional.

 

El Acuerdo Global por la Naturaleza (GDN, por sus siglas en inglés) es otra iniciativa impulsada por científicos y conservacionistas que ha barajado la posibilidad de convertir la mitad del mundo en una reserva natural: esta propuesta intenta complementar el Acuerdo de París y su aplicación “evitaría un cambio climático catastrófico, conservaría especies y garantizaría servicios ecosistémicos esenciales”.

 

El GDN tiene como objetivo que el 30% de la superficie terrestre esté protegida formalmente y un 20% adicional sea designado como áreas de estabilización climática, para 2030, para mantenerse por debajo de 1.5 °C. Los beneficios del plan están respaldados por diversos estudios científicos.

 

Y aunque aún quedan un sinfín de preguntas y problemas a resolver que van desde la forma de hacerlo, las regiones, la movilización de personas y otros aspectos, quizá ninguna causa resulta más urgente en el horizonte próximo que asegurar la sostenibilidad del planeta y comprender que sin los distintos hábitats y sus especies, los alimentos, el agua, el aire que respiramos y cada recurso que necesita la vida humana tiene sus días contados.