Se trata de una de las especies de tortuga más amenazadas del mundo y ha sido rescatada del abismo de la extinción.

 

La tortuga de techo birmana (Batagur trivittata) es, sin lugar a dudas, el reptil más sonriente del planeta pero su estado de conservación era en peligro crítico de extinción. De hecho, se creía extinta hasta 2002 que fue redescubierta pero, afortunadamente, los esfuerzos de conservación han aumentado con éxito la población de tortugas en este 2020 a 1.000 animales en cautiverio; algunos de ellos han sido liberados a la naturaleza.

 

Después de un gran proyecto de conservación en Myanmar, lo que significa que la especie está un poco más lejos de la extinción total.

 

La Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS) y la Turtle Survival Alliance han publicado una serie de fotos con esta nueva población de tortugas y que también recoge la revista Zootaxa.

 

Una de sus características más llamativas es su distintiva boca sonriente, ojos saltones y hocico hacia arriba. La hembra posee un color más apagado que el macho y también es significativamente más grande.

 

Aunque su destino es incierto pues se cree que solo quedan cinco o seis hembras en libertad y quizás un par de machos, estos esfuerzos de conservación abren una vía de esperanza a esta especie.

 

El lado negativo de esta noticia es que no solo las tortugas de techo birmanas se enfrentan a un futuro incierto, sino que muchas otras especies de tortugas se encuentran ante uno de los mayores riesgos de extinción de entre todos los vertebrados. De las 360 especies de tortugas que se conocen actualmente, más de la mitad de ellas se consideran "en peligro de extinción".