Tenlo en cuenta cuando mandes un mensaje por WhatsApp: el punto tiene una influencia expresiva insospechada

 

Comunicarse con mensajes de WhatsApp, herederos de los ya viejunos SMS, ofrece ventajas innegables: nos permite ir más al grano y, a la vez, pensarnos dos veces lo que decimos antes de darle al botón de “enviar”. Pero también se pierden matices con respecto la conversación física.

 

“Estábamos interesados en cómo la lectura de mensajes de texto podía diferir de la lectura de un lenguaje más formal, como el ensayo o la ficción. Aunque es una forma escrita de lenguaje, los mensajes de texto tienen mucho en común con las conversaciones cara a cara, con el intercambio rápido entre dos personas ", explicó la autora del estudio Celia Klin, profesora de psicología en la Universidad de Binghamton.

 

Un famoso estudio realizado por el psicólogo Albert Mehrabian, actualmente profesor emérito de la Universidad de California en Los Ángeles, concluía que, en el cara a cara, solo el 7% de la comunicación es lingüística, el 38% vocal –modulada por el tono o el timbre de la voz– y el 53% gestual.

 

Hay, claro, maneras de suplir la información que aporta lenguaje no verbal en los mensajes que tecleamos a toda prisa en nuestros móviles: un emoji guiñando un ojo o partíéndose de risa, por ejemplo, nos ayudará a desdramatizar un texto que podría tomar demasiado en serio nuestro interlocutor.

 

Esto es obvio, aunque de acuerdo con un estudio que acaban de hacer público psicólogos de la Universidad Binghamton, en Nueva York, hay un signo ortográfico aparentemente neutro que también parece tener una influencia expresiva importante: el punto.

 

Los autores de la investigación, dirigidos por la profesora asociada Celia Klin, invitaron a 126 voluntarios a leer dieciséis intercambios de mensajes. En algunos de ellos, la respuesta, monosilábica –Ok, vale, perfecto…–, se remataba con punto, y en otros no. Luego, al preguntar a los participantes del experimento sobre las verdaderas intenciones de estos mensajes, mayoritariamente contestaron que los acabados con el escueto signo ortográfico redondo les parecían menos sinceros, mientras que las exclamaciones al final producían el efecto contrario.

 

Si bien el tamaño de la muestra de 126 estudiantes universitarios ciertamente no es representativo de los miles de millones de personas en todo el mundo que envían mensajes de texto a cada día y a cada momento, los resultados aún fueron lo suficientemente intrigantes como para demostrar que, al menos para ese subconjunto de la población, la puntuación puede marcar la diferencia.

 

"Los mensajes de texto carecen de muchas de las señales sociales que se utilizan en las conversaciones reales cara a cara. Al hablar, las personas transmiten fácilmente información social y emocional con la mirada, las expresiones faciales, el tono de voz, las pausas, etc.", continúa Klin. "Las personas obviamente no pueden usar estos mecanismos cuando envían mensajes de texto. Por lo tanto, tiene sentido que los que envían mensajes de texto confíen en lo que tienen a su disposición: emoticonos, errores ortográficos deliberados que imitan los sonidos del habla y, según nuestros datos, la puntuación".

 

El estudio ha sido publicado en la revista Computers in Human Behavior.