Una elección tomada a la ligera la llevó a la fama mundial y convirtió su vida en un infierno, esta es la historia detrás de Mia Khalifa, la actriz para adultos más famosa

 

historia de mia khalifaMia Khalifa es una joven de 26 años que hoy en día es una figura pública en redes sociales. Tal vez es mejor conocida por una corta pero importante carrera en el cine para adultos que la estigmatizó y cambió su vida para siempre. Nació en Beirut, Líbano y migró a Estados Unidos en 2001. Su trayectoria en la industria alcanzó un punto viral y la puso en el ojo del huracán a nivel mundial, poco después desapareció. Pero las secuelas trágicas que marcaron su vida a causa de un incidente la pusieron en una encrucijada para encontrarse a sí misma.

 

Cuando una persona se vuelve famosa, se implanta una imagen de él o ella en el imaginario colectivo que, para bien o para mal, es casi imposible de eliminar. Tal fue el caso de la joven y ahora mundialmente famosa comentarista deportiva, quien por primera vez decidió hablar públicamente y contar su historia después de haber sobrevivido al infierno en el que se convirtió su vida en una entrevista con la consejera Megan Abbott.

 

De origen árabe, Mia llegó a principios de los 2000 a Estados Unidos. A pesar de que sabía hablar inglés, tenía un acento muy marcado pero jamás le importó. Ella siempre quizo tener amigos pero para su mala fortuna, dos semanas después de haber entrado a la escuela sucedieron los atentados de las Torres Gemelas. El suceso histórico cambió la vida y la sociedad estadounidense para siempre… Mia asistía a una escuela donde había niños cuyos padres trabajaban en el Pentágono y por su origen racial, automáticamente fue conocida como ‘la terrorista’. Esta mala experiencia solo sería el principio de una vida de soledad y aislamiento que definieron su personalidad.

 

historia de mia khalifaLos cambios físicos propios de la pubertad le sucedieron muy rápido. Mia desarrolló su cuerpo en poco tiempo y al mismo tiempo, cambios hormonales la hicieron subir de peso considerablemente. Ella se consideró «esa chica rara que no tenía un lugar en la escuela pero se llevaba un poco con todos». Posteriormente, entró a una escuela militar por una mejor educación que irónicamente le dio el sentimiento de libertad y ser parte de algo más grande. Mia siempre estudió mucho, quería terminar rápido la escuela y eso hizo que no fuera a fiestas y cursara la carrera de Historia sin saber realmente lo que quería de la vida y sin relacionarse profundamente con nadie.

 

Por esa rutina extenuarte de estudio y una dieta terrible, perdió drásticamente el peso que había subido y mucho más. Esto repercutió en su salud y autoestima, pues relata que bajó 4 tallas de sostén y odiaba estar en bikini. Mia sentía que parecía una persona que ya había pasado por 4 lactancias y apenas llegaba a los 20, así que decidió hacer la operación de aumento de pechos. «La primera vez que me sentí bonita fue cuando desperté de la operación y miré mi cuerpo por primera vez, pero no era sano. Necesitaba desesperadamente que otras personas me dijeran que me veía bonita».

 

3 o 4 meses después, Mia estaba caminando por la calles de Miami y un coche se detuvo, bajó las ventanas y alguien desde adentro le dijo: «eres tan hermosa, ¿te gustaría modelar para mí? ¿Te puedo dar mi tarjeta?» Se llevó la tarjeta a casa y al descubrir que se trataba de una empresa de cine para adultos se llevó una gran sorpresa que al poco tiempo se transformó en aceptación por el simple hecho de que el hombre la había llamado bonita. Al cabo de un par de semanas, Mia Khalifa empezó a filmar sus primeras escenas para adultos.

 

«Pensé que iba a ser mi pequeño secreto, nadie me seguía en Instagram ni Facebook y que nadie se iba a enterar. Fue muy ingenuo de mi parte pero el sexo para mí siempre fue natural y primario. Todos tienen sexo y no necesitas amar a alguien para tener sexo, solo necesitas sentirte atraído a esa persona». Todos cuidaban que se sintiera cómoda, eran atentos con ella y la convirtieron en el centro de atención. Filmar le tomaba 15 minutos, pero todo el proceso de maquillaje y vestuario era de 4 horas. A Mía le empezó a gustar eso. Toda la atención estaba en ella y se sintió validada y hermosa. Sin embargo, al día de hoy confiesa no recordar bien ninguna de sus escenas. Están reprimidas y por si fuera poco, sabe que esa validación era falsa y se caía después de un momento.

 

Al poco tiempo, sus amigos empezaron a descubrirlo y empezaron a mandarlo a todas partes. Empezó a escalar en sus círculos personales y empezó a sentir pena y miedo de que la gente empezara a cambiar con ella. Sus padres no sabían hasta que sucedió el trágico episodio que lo cambió todo: Mia Khalifa filmó una escena usando un hiyab, el velo tradicional que usan las mujeres musulmanas. La bomba estalló, la escena del hiyab se hizo viral, se convirtió en Trending Topic mundial en Twitter, los medios hablaban de ella y llegaron sus primeros vetos de países árabes como Afganistán y Egipto. Mia solo pudo pensar: «Estos bastardos harán que me maten». 

 

Su cuenta pasó de 400 followers en instagram a 200,000 en dos semanas y a los 6 meses ya tenía 2 millones. Continuó creciendo y Mia no podía hacer nada al respecto hasta que un día, el grupo radical ISIS la hackeó y empezó a mandarle amenazas de muerte. En un principio, ella se reía ácidamente de esos mensajes y contestaba algunos, incluso los que incluían fotomontajes de ella en escenas sanguinarias. En específico de una fotografía manipulada que la mostraba decapitada y con el mensaje 'tú eres la siguiente'. Mía respondió «mejor mi cabeza que mis pechos, salieron bastante caros». Por desgracia, descubrió que fue una mala idea responder así porque alguien le tuiteó de regreso un screenshot de Google Maps con la dirección de su departamento. El miedo real llegó, pues empezó a ser acosada y se vio forzada a vivir semanas en un hotel y posteriormente a mudarse de casa.

 

El pináculo del caos llegó cuando CNN contactó a sus papás para comentar el tema de ISIS y sus escenas y fue cuando Mia se dio cuenta que todo el mundo sabía a qué se dedicaba y que lo único que podía hacer era continuarlo, muy a su disgusto. Filmó 2 meses más y luego renunció. Buscando la valoración de los demás, trató de vivir una vida normal y al mismo tiempo mantener su alter ego de internet porque era financieramente beneficioso. Sin embargo, su primer trabajo después de la industria fue como asistente en una firma de abogados.

 

Los hombres sabían quién era pero nadie dijo nada con excepción de uno y eso bastó para hacerla sentir muy incómoda. Mia enfrentó meses turbulentos entre un empleo y otro; a veces solo desempleo. Se cortó el cabello drásticamente y lo tiñó de rubio para intentar que no la reconocieran y nada funcionaba. Los comentarios y las miradas lascivas se volvieron su día a día. «Después de que el sentimiento de validación se esfumó, empecé a sentirme avergonzada cada vez que un hombre me miraba de cierta manera. Pensaba: ¡Oh, por dios, esta persona me vió desnuda! Y no quería darle la satisfacción de que sintiera que tenía algún tipo de apego hacia mí».

 

La gente da por hecho hasta la fecha que está bien invadir su espacio personal o tratarla como conocida por el hecho de que la vieron en internet o frente a una cámara. Podía caminar por la calle con ropa muy holgada, lentes oscuros y una gorra de beisbol y aún así la gente la señalaba, la miraba, le gritaban cosas. Mia se volvió asocial, odiaba salir de su casa, que la reconocieran o estar sola. Y bajo ese nuevo régimen, eventualmente se empezó a aislar de la sociedad, en específico de la toxicidad de Miami.

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Al cabo de unos meses, se mudó a Texas para intentar reconstruir su vida y crear una carrera siguiendo sus pasiones: Los deportes y, acorde a sus palabras, ser una bocona que molesta a la gente. Así fue como Mia empezó a comentar partidos. Descubrió que toda la validación de los hombres era temporal y nunca se sintió más validada que cuando no tuvo a nadie. Empezó a crecer de sus propias metas.

 

«A pesar de estar feliz, siempre crecí con el miedo de no encontrar a alguien que no me reconociera o que aunque me reconociera, no se fije en mi pasado». Con ayuda de terapia siguió con su vida y empezó a disfrutar estar con la gente que realmente estuviera cerca, estar en casa no por reclusión sino por gusto.  Y en el momento en el que dejó de pensar en sus miedos e inseguridades referentes a encontrar a alguien, instantáneamente llegó.

 

Se conocieron por Instagram. Robert y Mia empezaron siendo conocidos de internet, amigos que a veces flirteaban pero poco a poco creció naturalmente la relación aunque él estuviera del otro lado del mundo. Ella lo empezó a seguir por el restaurante en el que él trabajaba y a él se le hizo raro y la contactó preguntándole si era algún tipo de amante de la comida o algo así. Voló a Coppenhagen para conocerlo. Mia se dio cuenta que, aunque fue difícil para ella que Rob descubriera eventualmente su pasado, él lo aceptó sin juzgarlo y entonces empezó a sanar. Hoy en día están comprometidos.

 

«Cada vez que alguien se acerca a pedirme una foto en la calle, suelo responder que no. Eso ha ocasionado muchas peleas con mi manager pero cada vez que digo que si y me contestan “gracias, soy fan de tu trabajo”, me siento mal, sucia, no sé qué harán con la foto o a quién se la van a mandar. Me volví demasiado vulnerable a esas cosas».

 

Mia Khalifa llegó a convertirse en una celebridad, producto de diversas circunstancias coincidentes y eso afectó en su psique y en su vida. Con terapia, tiempo y mucho amor llegó a una conclusión: «Tengo que aceptar totalmente mi pasado y estar cómoda con él para que no me afecte cuando alguien me llame pornstar. Para que no me avergüence, para que pueda corregirlos sin dejar que las emociones no me afecten. El gran obstáculo para llegar a eso soy yo misma. No estaba lo suficiente cómoda conmigo para hablar de ello pero no puedo pasar todo eso si no lo encaro y hablo de ello».

 

Hoy en día, Mia trata de enseñar a otras jóvenes cómo es llevar redes sociales con responsabilidad y al mismo tiempo ser auténticas. Su lección más importante es que, aunque la sociedad puede ser realmente cruel, la aceptación, la confianza y la validación vienen de uno mismo y no de otras personas que te harán llegar muy lejos con tal de obtener algo. Mia lo entendió y hoy, aprendió que ella también tiene derecho a ser feliz.