Investigadores canadienses han hallado que decenas de genes que se pensaba que eran comunes a varias especies son exclusivos de los humanos.

 

Un equipo de investigadores en  genética del Centro Donnelly de Toronto, en Canadá, ha descubierto que un grupo numeroso de genes, hasta varias decenas, que supuestamente realizaban funciones parecidas en diferentes especies y organismos, en realidad son exclusivos de la especie humana.

 

Es posible que en ellos esté la explicación de cómo llegó a existir y a evolucionar el Homo Sapiens. La característica de estos genes es que codifican un tipo de  proteínas conocidas como fuentes de transcripción o TF, que supervisan la actividad genética. Lo que hacen los TF es identificar fragmentos específicos del ADN llamados motivos y usarlos como plataformas de aterrizaje para unir el ADN y activar o desactivar los genes. Algunos estudios previos aventuraban la idea de que los FT que son similares en diferentes organismos también presentan formas parecidas, incluso en especies tan diferentes como la mosca de la fruta y el ser humano. Pero el nuevo estudio del profesor Timothy Hughes, del Centro Donnelly para la Investigación Celular y Biomolecular de Toronto, ha revelado que no siempre es así.

 

Según el artículo que publican en la revista Nature Genetics, Hughes y su equipo describen un nuevo método computacional que les permitió predecir con mayor precisión las secuencias de motivos que cada TF enlaza en muchas especies diferentes.

 

Los resultados revelan que algunas subclases de TF son mucho más diferentes a nivel funcional de lo que se pensaba hasta ahora. "Incluso entre especies estrechamente relacionadas, hay una parte importante de los FT que probablemente se unirán a nuevas secuencias.

 

Esto quiere decir que es probable que los FT tengan funciones nuevas para la regulación de diferentes genes, lo que puede ser clave para la diferenciación de especies", dice Sam Lambert, el miembro del laboratorio de Hughes que llevó a cabo una gran parte de la investigación. Incluso entre chimpancés y humanos, cuyos genomas coinciden en un 99 %, hay docenas de FT que reconocen diversas formas entre las dos especies de una manera que podría afectar a la expresión de cientos de genes distintos.

 

Estas diferencias moleculares podrían ser las impulsoras de algunas de las diferencias existentes entre los chimpancés y los humanos.

 

 

Lambert cree que estas diferencias moleculares podrían ser las impulsoras de algunas de las diferencias existentes entre los chimpancés y los humanos. Para poder revisar los motivos de secuencias, Lambert desarrolló un nuevo software que busca similitudes estructurales entre las regiones de unión al ADN de los FT que tienen que ver con su capacidad para unir los mismos o diferentes motivos de ADN. Si dos TF de diferentes especies tienen una composición similar de aminoácidos o ladrillos de fabricación de proteínas, probablemente se unirán a motivos similares.

 

Cuando Lambert comparó todos los TF de diferentes especies y los combinó con todos los datos disponibles de secuencias de motivos, descubrió que muchos TF humanos reconocen diferentes secuencias y por tanto regulan genes diferentes de lo que lo hacen las versiones de las mismas proteínas en otros animales.

 

El hallazgo invalida una investigación precedente que determinaba que casi todos los TF de los humanos y de la mosca de la fruta se unen a las mismas secuencias de motivos, lo cual es una advertencia para los científicos que esperan obtener información sobre los TF humanos mediante el estudio de sus homólogos en organismos más simples. Algunos de estos TF tienen que ver con el dimorfismo sexual.

 

Hay muchas diferencias visibles y otras menos obvias entre los sexos, que guían la elección de pareja. Son decisiones que tienen un impacto inmediato en el éxito reproductivo y que también pueden influir decisivamente en la fisiología a largo plazo. La cola del pavo real o el vello facial en los hombres son ejemplos clásicos de estas características.

 

Casi ningún genetista estudia las bases moleculares del dimorfismo sexual, a pesar de que engloba una serie de características que todos los seres humanos vemos y que nos fascinan.